Visibilizar para transformar, I Congreso sobre Empleo de Hogar y Cuidados
Apertura del I Congreso sobre Empleo de Hogar y Cuidados./ Julissa Jáuregui
Los días 1 y 2 de octubre, se llevó a cabo el I Congreso sobre Empleo de Hogar y Cuidados, organizado por el Grupo Turín y el Ayuntamiento de Madrid, quereunióa 270 mujeres de diversas partes de España, siendo el 50% de ellas empleadas de hogar.
Durante la pausa parala comida en el primer día del Congreso, una mujer latinoamericana está hablando por el móvil con sus hijos: “Sí, ya se ha hecho tarde no voy a poder ir a casa, así que come junto a tus hermanos lo que he preparado esta mañana”. Es el primer congreso realizado por y para las empleadas de hogar y cuidados, y desde allí esta mujer no deja de cuidar.
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, Graciela Gallego de Servicio Doméstico Activo, miembro del Grupo Turín y Joaquín Nieto, director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) abrieron la celebración de este acto.
Gallego agradeció el apoyo de organizaciones y entidades que les permitieron tomar el camino de la incidencia política. Declaró que: “El Congreso nace de la iniciativa y esfuerzo de las mujeres empleadas de hogar expuestas permanentemente a la exclusión, discriminación, precariedad y falta de visibilidad”. Destacó asimismo que el empleo de hogar, al que recurren muchas familias españolas, es una actividad económica que permite la sostenibilidad de la vida de las personas que conforman esta sociedad, y sin embargo, a pesar de ser tan importante no se ve reflejada en las condiciones laborales y salariales. Por ello piden a las instancias públicas dignificar el trabajo doméstico.
Manuela Carmena, por su parte, recordó cuando por primera vez se reunieron el año pasado y acordaron realizar este encuentro. La alcaldesa destacó la necesidad de organizar otro congreso pero que fuese internacional. “Madrid tiene que convertirse en una antorcha que exponga en el mundo entero lo que significan los cuidados, el servicio doméstico. Estoy con vosotras porque soy de vosotras”, declaró.
Según datos de la OIT, en el mundo hay 67 millones de mujeres y hombres que trabajan en el sector doméstico, una de cada 25 mujeres se dedica a esta labor. En España son 700.000 personas las que ocupan estos trabajos, la mayoría mujeres y migrantes, produciéndose una feminización del empleo de hogar. El 49% de las mujeres migrantes se desempeña en este sector sin tener en cuenta a las nacionalizadas o a aquellas que no cotizan a la seguridad social. Estas mujeres dejan en su país de origen a sus propios hijos que son cuidados por sus redes más cercanas, manteniendo una familia transnacional, mientras cuidan a otros en el país de destino creando la cadena global de cuidados.Sin duda, quienes sufren una mayor precariedad son las mujeres migrantes sin papeles quienes muchas veces, como denunció Carolina Elías, miembro del Grupo Turín, son acosadas en redadas racistas mientras se dirigen a sus centros de trabajo para luego ser encerradas en los Centros de Internamiento de Extranjeros.
En teoría,ha habido algunos avances gracias al Real Decreto 1620/2011, que sustituye a la normativa de 1985, y por el que se regula la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar.Puesla ley garantiza el cobro del salario mínimo interprofesional, el aumento a 12 las horas de descanso entre jornadas yel cobro de baja por enfermedad común al cuarto día. Pero en la práctica esta normativa no siemprese cumple. Además,aúnquedan por reconocer otros derechos como la prestación por desempleo, derecho al Fondo de Garantía Salarial, contar con inspecciones de trabajo más eficaces para controlar las condiciones de trabajo, así como la protección frente a formas de acoso, abuso y violencia en el trabajo.
Algunas de las asistentes delCongreso / Julissa Jáuregui
Jamileth Chavarria, quien llegó hace cinco años a Madrid desde Nicaragua, integra el colectivo Brujas Migrantes dentro de la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en España. Esta militancia le ha permitido sobrevivir a su periodo como trabajadora interna y actualmente trabajacuidandoa una persona mayor por las noches. “Estoy muy emocionada, espero en un futuro cercano poder decir yo estuve en ese primer congreso y que esos cambios que disfrutemos en ese tiempo sea porque lo hemos hecho juntas”. Desde el exterior contribuye a la riqueza del país que la obligó a migrar a través de las remesas, lo mismo que en España con el aporte de su trabajo. Sin embargo, en ambos casos no ve reconocida esta aportación.
Amaia Pérez Orozco, experta en economía feminista, mencionó que hay que entender el empleo de hogar como un mecanismo clave en un engranaje que es el sistema de cuidados. Trabajos no pagados o mal pagados históricamente realizados por mujeres sin darle la importancia que se merece en el sostén del sistema.
Parte del reconocimiento del trabajo doméstico pasa por la ratificación del Convenio 189 de la OIT que estipula “Trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos”. Y es que el trabajo doméstico y de los cuidados siempre ha sido tratado desde el ámbito privado y sin reconocimiento en el plano social y económico.
Dorina Zamora, colombiana de 56 años, lleva viviendo ocho años en Madrid y desde hace poco forma parte del colectivo Pachamama. Trabaja por horas y denuncia que muchas veces quieren pagarle una miseria, recibiendo por justificación: “Tú no eres una ejecutiva”. “Nos explotan mucho, nos contratan por 3 horas, sin embargo, muchas veces debemos de trabajar muchas más hasta terminar todo lo que se nos mande porque me contratan para limpiar, pero también tengo que cocinar”, comenta indignada.
Mariana pertenece a la asociación de nicaragüenses Nahuatl Elkartea de Bilbao. En su país estudió psicología, pero debido a la dificultad con la homologación de su título trabaja como empleada de hogar cuidando personas mayores y niños. “Que sea psicóloga a las personas con las que trabajo les parece excelente porque ellos tienen a una persona que las entiende, que las escucha, pero eso no es un valor extra para mí, es un valor agregado de mi trabajo hacia ellos”, asegura.
En el congreso se analizó y denunció que hay una invisibilidad de los cuidados y no hay una responsabilidad colectiva de ellos por causa del patriarcado y el capitalismo y, que por tanto, se debe cambiar por cuestiones de dignidad y justicia apostando por un mundo donde los cuidados estén en el centro como una responsabilidad compartida. Y es que estas mujeres empoderadas, organizadas, lo tienen claro y así lo gritaron con alegría a lo largo de estas jornadas: “Porque sin nosotras, no se mueve el mundo”.
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