Salarios para crecer
Draghi defiende subidas de rentas contra la deflación; también actuarían como estímulo de la demanda
Cada día que pasa es más evidente que la política monetaria es insuficiente para superar la situación de semiestancamiento que está sufriendo la economía europea. Y como la política presupestaria está fuertemente condicionada por las exigencias drásticas (y erróneas) de austeridad, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) sugirió ayer en la Eurocámara que “ha llegado la hora de subir los salarios”. La declaración de Draghi está causada por la persistencia de una deflación que resiste las medidas de heterodoxia monetaria; pero hay más razones para sostener que su apelación es correcta.
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En Europa, los salarios han crecido durante todo el periodo de crisis muy por debajo de la productividad; y son un factor importante en el crecimiento de la desigualdad. Dicho de otra forma, recuperar la senda de crecimiento de los sueldos, de forma acompasada con las recuperaciones de beneficios en aquellos sectores que lo permitan, transmitiría el mensaje de que la crisis financiera de 2007 no tendrá como efecto permanente un crecimiento sostenido de la desigualdad.
Por otra parte, el aumento salarial es un medio de apuntalar las débiles fases de crecimiento que apuntan en algunos países europeos (entre ellos, España). Si no es posible una política de estímulos presupuestarios en cada país y la política monetaria no consigue incentivar la inversión (ni combatir el riesgo deflacionista o la baja inflación), la única fórmula que puede influir en la demanda es el gasto privado.
La apreciación de Draghi es correcta; probablemente, tardía. Además de los argumentos estrictamente técnicos, la estabilidad social se funda en la creencia de que exige una política de justicia redistributiva inherente al funcionamiento de los mercados. En este caso, los intereses del BCE en corregir la deflación coinciden con la necesidad de impulsar la economía y recuperar el gasto de las familias aumentando su renta salarial.
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