¿Puede haber paz si la violencia sexual queda impune?

Thomas Mortensen- Coordinador de InspirAction en Colombia

Blanca Nubia, luchadora contra la violencia en Colombia. Imagen de PBI Colombia

En Colombia todos los actores armados -la guerrilla, los paramilitares y las fuerzas armadas- han cometido delitos de violencia sexual de forma sistemática. “En 2011, mi hija Irina del Carmen fue violada, torturada y asesinada por los paramilitares en la Guajira. También violaron a otra de mis hijas” cuenta Blanca Nubia Díaz. Su marido fue asesinado durante el conflicto armado.

De la comunidad indígena wayúu, esta activista defensora de los derechos humanos huyó de la Guajira a Bogotá por la amenaza de los paramilitares. Lleva más de 30 años luchando junto a las víctimas del conflicto armado por la justicia y la verdad desde diversos colectivos, ahora en el Movimiento Nacional de Víctimas de crímenes de Estado (MOVICE).

La impunidad de la violencia sexual en Colombia es del 98%. Esun crimen que siempre ha intentado acallarse. Este alto nivel de impunidad tiene que ver con la vergüenza, no sólo de la víctima sino también del agresor. El acuerdo de paz de Colombia incluye un sistema especial de justicia transicional para que todos los victimarios puedan ser juzgados en términos favorables a cambio de su contribución a la verdad, pero establece claramente que no habrá impunidad para graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa-humanidad, incluyendo la violencia sexual.

Se trata de un triunfo fruto del coraje y el trabajo de mujeres valientes como Blanca Nubia Díaz o la periodista Jineth Bedoya, quien consiguió convencer al presidente Juan Manuel Santos para establecer el 25 de mayo como el Día Nacional de las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado. Una medida de reparación simbólica que no sólo sirve para ella, víctima de secuestro, tortura y violencia sexual el 25 de mayo del año 2000, sino para visibilizar la situación de muchas otras mujeres.

Organizaciones feministas como Sisma Mujer, socia de InspirAction, han jugado también un rol fundamental a través de su trabajo en la subcomisión de género cuyas recomendaciones han quedado incluidas en el acuerdo final: la violencia sexual es uno de los crímenes más graves en el marco del conflicto armado y se creará un equipo de investigación judicial especial para estos casos.

“Es necesario mandar un mensaje contundente a la sociedad porque es un crimen inaceptable y no puede quedar impune. La violencia sexual en el conflicto armado no es una cuestión de manzanas podridas como algunos quieren hacernos creer: las fuerzas públicas han usado la violencia sexual contra las mujeres para imponerse en zonas donde anteriormente la guerrilla tenía el control territorial, mientras las FARC la han usado para intimidar a las mujeres que protegían a sus hijos e hijas del reclutamiento” explica Claudia Mejía, directora de Sisma Mujer.

La violación y otras formas de violencia sexual están específicamente prohibidas en el IV Convenio de Ginebra y sus protocolos adicionales. En virtud del Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI) constituyen crímenes de lesa-humanidad y crímenes de guerra, y por lo tanto la Corte podría tener jurisdicción para estos casos si no existe la capacidad o voluntad a nivel nacional para judicializar a los responsables.

A pesar de contar con un marco legal relativamente fuerte, hasta ahora la impunidad por crímenes de violencia sexual ha sido casi total en Colombia. Para Claudia Mejía los retos pasan ahora por mejorar la confianza en el sistema judicial, superar el temor a la revictimización, capacitar a las autoridades judiciales, superar los estereotipos de género y patrones de discriminación así como asegurar protección para las víctimas. Iniciativas de justicia y de primera necesidad para un futuro sin violencia.