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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Error del presidente Peña Nieto

La visita de Trump no borra su hostilidad hacia México

Peña Nieto y Trump durante la comperecencia de ambos ante la prensa.
Peña Nieto y Trump durante la comperecencia de ambos ante la prensa.YURI CORTEZ (AFP)

La visita de Donald Trump al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, constituye un grave error por parte del presidente. Mientras Trump ha utilizado la visita para darse altura presidencial y reforzarse ante sus votantes, Peña Nieto no ha obtenido ninguna rectificación ni promesa favorable a México por parte del candidato republicano y ha quedado como un líder débil y sin pulso.

La prueba palpable es que apenas unas horas después de la entrevista Trump reiteró las expresiones de desprecio, xenófobas y racistas hacia México que han presidido su campaña. Lo hizo en un discurso sobre inmigración en el que ofendió al jefe de Estado mexicano cuando, refiriéndose al muro que pretende construir en la frontera y consciente de que toda su audiencia sabía que acababa de entrevistarse con Peña Nieto, reiteró que México pagaría su construcción, añadiendo la jocosa coletilla: “Todavía no lo saben”.

Trump inició su carrera a las presidenciales estadounidenses injuriando a los mexicanos llamándoles violadores y traficantes de drogas. Su proyecto estrella —expulsión de inmigrantes y muro fronterizo— supone una voladura de las relaciones con su vecino del Sur. Jamás se ha disculpado mínimamente por sus reiterados insultos a la comunidad mexicana. Incluso ha protagonizado patéticos intentos de congraciarse —como cuando se fotografió comiendo tacos para demostrar que no tiene nada contra los hispanos—, que en el fondo son nuevas ofensas.

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En tierra mexicana, Trump volvió a demostrar su arrogancia al justificar sus propuestas en que EE UU tiene derecho a defenderse, como si México fuera una nación hostil a la que conviene tener a distancia.

La figura institucional del presidente de México no merece mancharse con semejante compañía, por mucha buena voluntad y señorío que se demuestre. Por cierto, México se llama oficialmente Estados Unidos. Pero esto Trump todavía no lo sabe.

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