El valor de la abstención
Frente a la pretensión de dibujarla como una obra del Maligno, se trata de un instrumento útil y dúctil
En un sistema de dos partidos, uno gobierna y el otro pasa automáticamente a la oposición. Pero en un sistema como el que hemos alumbrado tras dos elecciones generales, las cosas no están tan claras. De ahí que la abstención se haya convertido en objeto de apasionada disputa. Si la cuestión fuera terminológica, el diccionario, que considera la abstención como el acto de “no participar”, podría ser de cierta ayuda. Pero entonces lo que necesitaríamos es una explicación de cómo, cuándo y por qué “no participar” se convirtió en sinónimo de apoyar.
Mientras los forenses lexicográficos se aclaran, y teniendo a la vista el escenario político español, pensemos en términos políticos. Una teoría apresurada de la abstención debería al menos distinguir entre dos tipos: con y sin socios, y con o sin condiciones. Pensemos en un bloque de abstención formado por el PSOE, Ciudadanos y PNV (122 escaños). Un bloque así permitiría evitar unas nuevas elecciones, restaurar la confianza ciudadana en el sistema político, repartir las responsabilidades a las que algunos tanto parecen temer y abrir paso a un Gobierno en minoría del PP que estaría en todo momento sometido al Parlamento. Un escenario mucho mejor que el de la última mayoría absoluta popular.
Alternativamente, el PSOE podría decidir si abstenerse con condiciones o sin ellas. En el primer caso, podría exigir y obtener de Rajoy condiciones que se aplicaran de una sola tacada: la suavización de la reforma laboral, un incremento del salario mínimo, sustituir la LOMCE por un pacto educativo de verdad y derogar la ley mordaza. Salvo esos puntos, el PP sería libre para gobernar y el PSOE para practicar la oposición. Pero también, en coherencia con el mensaje de Pedro Sánchez ayer, de profunda repulsa a Rajoy y al PP, el PSOE podría abstenerse sin condiciones, dando paso al día siguiente a una política de desgaste de Mariano Rajoy cuyo objeto fuera mostrar a los electores la falta de idoneidad de Rajoy para seguir en el cargo. Frente a la pretensión de dibujar la abstención como una obra del Maligno, se trata de un instrumento útil y dúctil. Hablamos de política, no de moral. @jitorreblanca
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