El fondo del mar, un vertedero de plomos, bujías y sedales
La pesca recreativa deja una alta cantidad de residuos tóxicos que se acumulan en el fondo marino
La cantidad de piezas de plomo procedentes de la pesca recreativa que se acumulan en los fondos marinos rocosos es muy alta. Existen pocos datos que cuantifiquen la cantidad de plomos que se pierden en los lances de pesca, pero es de suponer alta, por el número de licencias de pesca recreativa que se expiden anualmente (50.000 en el caso de Baleares o más de 40.000 en la Comunidad Valenciana).
Algunos plomos pesan pocos gramos, mientras otros llegan a pesar hasta cinco kilos. El proceso de disolución en el agua de este elemento químico, el más peligroso junto con el mercurio y el cadmio, es muy lento y causa grandes problemas toxicológicos al ser asimilado por los seres vivos. Son bioacumulativos, lo que significa que los peces que están al final de la cadena trófica pueden tener concentraciones muy altas de este metal. Numerosos submarinistas se dedican a retirar bujías, plomos, sedales y otros residuos de lenta descomposición que dejan los pescadores y que está perjudicando a los organismos marinos.
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