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Tribuna
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Matisyahu-Rototom, un año después: no es política, es odio

El boicot fallido de BDS País Valencià al cantante fue un acto de antisemitismo

El cantante Matisyahu en el festival Tototom de Benicassim en agosto de 2015, tras la polémica por el veto inicial que sufrió.
El cantante Matisyahu en el festival Tototom de Benicassim en agosto de 2015, tras la polémica por el veto inicial que sufrió.Martí Domenech

La organización BDS País Valencià —Boicot, desinversiones y sanciones a Israel— ha  intentado distorsionar los hechos para sostener su argumento falaz de que Matisyahu apoyaba el asesinato masivo de inocentes y, por tanto, su origen judío poco tenía que ver con el boicot fallido que le impusieron el año pasado con ocasión del Festival Rototom en Castellón.

Sendos comunicados del Movimiento contra la Intolerancia y de la Federación de Comunidades Judías de España así como un editorial cabal y valiente de EL PAÍS denunciando el boicot provocaron la reflexión de la opinión pública nacional e internacional y la rectificación de la dirección y organización del Festival.

En primer lugar, BDS País Valencià sostiene que, durante el verano de 2014, el ejército israelí bombardeó Gaza a placer, por una pulsión homicida creemos, y obvia deliberadamente los misiles y cohetes que el movimiento integrista Hamas –incluido en la lista de organizaciones terroristas de EE UU y de la Unión Europea desde 2003- lanzó contra ciudades israelíes de forma indiscriminada. Con esta premisa sesgada, sitúan a Matisyahu, al participar en un concierto organizado por los Amigos del Ejército de Israel, en un integrante más de dicho ejército, sobre el que han colgado el San Benito de genocida.

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En segundo lugar, BDS Valencià intenta relacionar el asesinato execrable de la familia Dawabsha, cuyos responsables fueron calificados de terroristas por el gobierno israelí, detenidos y sometidos a un proceso penal garantista –mientras que, desgraciadamente, la Autoridad Palestina o el gobierno de Hamas en Gaza glorifica a los palestinos que asesinan israelíes- solamente porque dichos responsables eran colonos y Matisyahu se fotografió con un líder colono. El antisemitismo suele aplicar sobre los judíos la responsabilidad colectiva, por tanto, entendemos que para BDS País Valencià todos lo colonos son asesinos, y que, por supuesto, cualquiera que se acerque a ellos también lo es. Un argumento que puede funcionar en la barra de un bar, pero no cuando estamos hablando sobre un caso flagrante de discriminación contra un cantante por el simple hecho de ser judío.

En tercer lugar, BDS País Valencià justifica su boicot a Matisyahu con las ideas expuestas, pero ignora a conciencia que fue el mismo organizador del Festival Rototom, Filippo Giunta, quien dijo sobre el boicot de BDS País Valencià que le “apestaba a racismo”, y que todo se debía a que Matisyahu era judío. Giunta esgrimió que otros cantantes invitados al Rototom como Shaggy, que sirvió como marine en la Guerra del Golfo, no sufrieron semejante campaña de rechazo.

En cuarto lugar, es revelador que a BDS País Valencià le interesen los palestinos sólo cuando Israel está implicado y en cambio los ignore cuando no puede acusar a Israel de nada. En la devastadora guerra civil siria han muerto más de 3.000 palestinos en Yarmuk y Dera a manos de las tropas de El Asad y a BDS País Valencià no ha parecido importarle mucho porque no había israelíes a los que acusar.

En quinto lugar, que BDS País Valencià esté atrapado en estas complejidades, responde a la misma naturaleza del movimiento mundial BDS, el cual pretende tratar a los israelíes, sean o no funcionarios del Gobierno, de izquierdas o de derechas, pacifistas o belicistas, artistas, académicos, empresarios, deportistas o turistas, a todos por igual, como violadores de los derechos humanos a los que hay que imponerles un boicot allá donde vayan, o en palabras del mismo BDS País Valencià, “llevan la muerte escrita en la frente”. Fue el nada sospechoso Norman Finkelstein el que calificó al BDS de “secta” que sólo busca la destrucción de Israel, o el menos sospechoso aún Noam Chomsky, que se preguntaba, “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las violaciones cometidas por los Estados Unidos?.” La sinrazón del odio normalmente provoca estos bucles en los que BDS País Valencià ha quedado atrapado y además ha fracasado.

BDS País Valencià pretende que creamos que su boicot fallido fue político, pero sus razones, intoxicadas y sin fundamento, no hacen más que reafirmar que la cordura se impuso en el Festival Rototom y finalmente el cantante americano y de origen judío Matisyahu pudo cantar. Ya podrán pasar uno, cinco o diez años, que la decisión del Rototom seguirá siendo la correcta y el boicot del BDS País Valencià seguirá siendo un error y un caso claro de odio antisemita.

Isaac Querub Caro es presidente de la Federación de Comunidades Judías de España.

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