7 fotosCuándo preocuparse por un lunar (y otras veces en las que su piel le pide que vaya al médico sin demora)Le duele esa antigua cicatriz o tiene una herida que no cura no ignore los mensajes de su dermisÁngeles Gómez López02 ago 2016 - 10:13CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace“Normalmente, que salgan lunares es algo habitual y no tiene por qué preocupar. Pero cualquier cambio en ellos (de forma, tamaño, color o que pique, sangre o moleste) es motivo de consulta al dermatólogo”, aconseja Pedraz. Los lunares pueden ser melanomas, un tumor que en España representa el 1,5% de los cánceres y de los que se diagnostican 3.600 nuevos casos cada año, según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer. Las tasas de curación son altas si se detecta a tiempo, para lo que es útil observar si existen algunas de las anomalías incluidas en la regla internacional ABCDE de la Academia Americana de Dermatología: A: asimetría (las dos mitades son diferentes); B: bordes (irregulares); C: color (variaciones del negro al azulado o diferentes tonos de marrón); D: diámetro (supera 6 milímetros) y E: evolución (si cambia).Cuando aparece repetidamente una lesión única que forma costra y sangra ocasionalmente, se debe acudir al dermatólogo para que valore la posibilidad de que sea un tipo de tumor llamado epitelioma basocelular. “Este tipo de lesiones se engloba dentro del cáncer de piel. No suelen suponer gran problema si se cogen a tiempo. Normalmente el tratamiento más adecuado es la extirpación quirúrgica”, explica el dermatólogo.Normalmente estos puntitos suelen corresponder a "una forma de eccema que no suele tener mayor importancia, pero a veces pueden resultar molestos”, afirma el dermatólogo. Aparecen habitualmente por calor, sudoración o estrés. El médico puede recomendar algún tratamiento para aliviar el picor: antihistamínicos, cremas de corticoides... pero la única forma de evitar que aparezcan es evitar su causa. La Fundación Piel Sana, de la Academia Española de Dermatología y Venereología, advierte que la hiperreactividad cutánea, que incluye el eccema, es una epidemia en auge y que requiere atención por un especialista.La falta o escasez de pelo convierte al cuero cabelludo en una zona propensa a quemarse. Por ello, el dermatólogo aconseja a las personas calvas protegerse siempre con gorros y sombreros y utilizar protectores solares. Es frecuente que aparezcan pequeñas costras, que son queratosis actínicas, por la exposición solar. “No se suelen quitar al rascarlas, se necesitan tratamientos más específicos. Habría que acudir al dermatólogo para que paute el más adecuado”, insiste, ya que un cuidado adecuado puede evitar su malignización en el futuro. Las lesiones tumorales más frecuentes en esta zona son "los epiteliomas basocelulares o espinocelulares que, si se detectan con prontitud, no ofrecen problemas en su tratamiento”.Es posible que observe que una antigua cicatriz se engrosa, pica o adquiere una tonalidad amoratada. Estos son signos de que se está hipertrofiando (creciendo): “No significa que se esté haciendo peligrosa, aunque suele doler y hay que acudir al dermatólogo”. Según Javier Pedraz, “un tratamiento que se utiliza habitualmente es la inyección de corticoides en la propia cicatriz, para que la inflamación se reduzca y deje de molestar”.Javier Pedráz es tajante en esta situación: “Cualquier herida que no cura se debe consultar al dermatólogo ya que habría que descartar que hubiera malignizado. El especialista decidirá, dependiendo de cada caso, si es necesario realizar una biopsia (estudiar un trozo de piel) para estar seguro de lo que pasa en esa zona”. Se corre el riesgo de que sea un carcinoma de células escamosas, un tipo de tumor que puede afectar a los tejidos profundos y provocar deformaciones. Su tratamiento precoz evita esta posibilidad y su extensión a otras zonas del cuerpo.Estos cuadros suelen corresponder a una urticaria solar. La única forma de evitarlos sería eludir su causa, lo cual a veces es difícil. Si no se puede librarse de la exposición al sol, se pueden tratar con antihistamínicos, aunque estos no siempre pueden llegar a prevenir totalmente la aparición de las lesiones. El detonante puede únicamente el sol o la combinación con el agua de la piscina y/o playa.