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CLAVES
Columna
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Votar la investidura (o no)

Se avecinan penosas negociaciones para acabar en un Gobierno en minoría

Sandra León
Rajoy y Rivera durante la negociación previa a la investidura
Rajoy y Rivera durante la negociación previa a la investiduraJaime Villanueva

Hasta hace pocos meses vivíamos en una democracia parlamentaria, sin apenas saberlo. Como el último Gobierno del Partido Popular contaba con una mayoría absoluta de escaños, la negociación en la Cámara quedaba enterrada bajo la disciplina de partido. El Parlamento parecía más un apéndice del Gobierno que el órgano del que depende la supervivencia de este último. Ahora transitamos con fatiga hacia un sistema donde el Parlamento desempeñará el papel que en realidad siempre le ha correspondido.

La transición está siendo penosa por varios factores, pero uno importante es que los partidos tienen que mojarse públicamente, es decir, mostrar si apoyan o no al Gobierno que se presente a la votación de investidura. En los sistemas parlamentarios donde no existe esta votación, todo es más sencillo, porque para los partidos de la oposición es menos gravoso tolerar a un Gobierno (permitiendo que se forme sin tener que darle un apoyo explícito) que tener que ofrecerle su voto abiertamente para que gobierne. La intensidad del apoyo es relevante por su trasfondo electoral: no es lo mismo no oponerse al Gobierno que favorecerlo.

¿Significa esto que lo mejor sería no tener voto de investidura? No necesariamente, pues que el Parlamento tenga que investir al primer ministro puede contribuir a la estabilidad del sistema. Como la votación obliga a los partidos a negociar, es más probable que el Gobierno que se forme acabe contando con una mayoría de escaños parlamentarios y, por tanto, que tenga una mayor probabilidad de sobrevivir durante la legislatura. En cambio, en los países donde no hay voto de investidura, los gobiernos minoritarios son más frecuentes y estos suelen ser más inestables, porque pueden ser tumbados por el Parlamento con mayor facilidad.

El problema es que la actual legislatura parece abocada a quedarse con lo peor de los dos mundos: largas negociaciones para votar la investidura en un clima de cansancio generalizado que, al final, acaban con la formación de un Gobierno en minoría. Si eso ocurre, nunca tan poco (poder legislativo) se habría ganado a tan alto coste. @sandraleon_

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