_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Je récuse’

Delincuente o no, De Alfonso es un juez indeseable porque encarna precisamente la negación de toda “independencia"

Xavier Vidal-Folch
Daniel de Alfonso comparece ante el Parlamento.
Daniel de Alfonso comparece ante el Parlamento.Carles Ribas

El cómplice de Fernández en la putrefacta conjura que fabricaba falsos delitos contra los soberanistas catalanes vuelve a ser juez: máxima alerta, ciudadanos, protéjanse de este peligro público.

Daniel de Alfonso, exempleado de Artur Mas como director de la oficina Antifraude de Cataluña, fue ominosamente destituido por el Parlamento catalán al conocerse las cintas que le grabaron con el (presunto) ministro.

Las cintas, ¿recuerdan? En las que proponía a su amiguito “dosificar” la información entera o parcialmente falsa para destruir a las personas que convertía en objetivos. E ilustraba su calidad moral: “Soy partidario de asestar el golpe cuando el golpe va a acabar con el animal”, entendiendo por animal sacrificable a todo separatista viviente, y familia.

A De Alfonso la Fiscalía le ha abierto diligencias por si cometió los delitos de prevaricación (dictar resoluciones a sabiendas de que son injustas), revelación de secretos y malversación de caudales públicos. Hay pocos así, pero contumaces, como el prevaricador exjuez Gómez de Liaño, que acabó como abogado de Luis Bárcenas, vaya puertas giratorias. ¿Acaso los jueces y los colegios de abogados admiten a cualquier perillán?

Las diligencias son de cajón. Pero él pidió reingresar a la carrera judicial, en la Audiencia de Barcelona. El archicorporativo Consejo del Poder Judicial se lo ha concedido, pese a la certera protesta de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura. Esta advierte del “daño” causado porque “conlleva la pérdida de la apariencia de independencia e imparcialidad” requerida a un juez.

Delincuente o no, De Alfonso es un juez indeseable porque encarna precisamente la negación de toda “independencia” exigida en los artículos 12 y siguientes de la Ley Orgánica del Poder Judicial, al ponerse de mayordomo servil del (presunto) ministro.

Entre las 16 causas de recusación de un juez (art. 219) figura la “enemistad manifiesta” con cualquiera de las partes. Pues entonces, todo demócrata que considere infame espiar y fabricar pruebas mendaces a cualquiera por su ideología (aunque no la comparta) debe considerarse objeto de su “enemistad manifiesta”, y viceversa. Así que homenajeemos a Zola con un masivo: Je récuse.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_