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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Jaha Dukureh, una mujer cien

Por Hortense Hawa Djomeda (*)

A finales del mes de abril, la revista Time, desveló su lista de las cien personas más influyentes del mundo en 2016, entre las cuales hay una sola africana, Jaha Dukureh, nacida en Gambia y de nacionalidad norteamericana. Esta mujer de 25 años, se ha convertido en los últimos tiempos en una de las mayores voces de la lucha contra las mutilaciones genitales en el mundo.

En el año 1991, cuando sólo contaba con una semana de vida, fue sometida a la escisión. Quince años más tarde, fue obligada a casarse con un hombre que la llevó a los Estados Unidos. Años después, consigue escaparse, divorciarse y decide luchar contra lo que ha padecido. En 2013, crea la ONG Safe Hands for Girls con el fin de luchar contra las mutilaciones genitales, en los Estados Unidos y los países de África.

Jaha Dukureh, en la portada de un vídeo en The Guardian donde asegura que no piensa detener su campaña contra la mutilación genital femenina.

Según las cifras oficiales de UNICEF, esta práctica todavía afecta a 200 millones de mujeres en el mundo. Y, como lo subrayaba la OMS en un informe de febrero 2016, las migraciones hacia Europa y los Estados unidos han causado una globalización inquietante del fenómeno: 507. 000 mujeres y niñas pueden sufrir la escisión en los Estados Unidos. La ONU ha fijado como objetivo poner fin a esta práctica de aquí al año 2030 en el marco de los objetivos de desarrollo adoptados por 193 países en septiembre del 2015. De las personas afectadas por esta práctica en todo el mundo, 44 millones tienen 14 años o menos. En los 30 países donde la mutilación genital es más extendida, la mayoría de las víctimas han sufrido la escisión antes de tener cinco años.

En el año 2014, la joven gambiana que ahora vive con su segundo marido y sus tres hijos en la ciudad americana de Atlanta, lanzó una petición en Change.org para pedir el fin de esta lacra. En los Estados Unidos, consiguió juntar 22.000 firmas en menos de dos años. “Me robaron mi feminidad e incluso algunas mujeres, entre las cuales está mi hermanastra, perdieron la vida”, contaba en el vídeo de la campaña. Viendo el éxito que tuvo, decidió crear un blog donde las mujeres podían contar libremente su historia. “Muchos piensan que las escisiones son un problema lejano. Sin embargo, escucho todos los días historias de mujeres mutiladas que han nacido en los Estados Unidos, chicas que conocéis o con las que vais a la escuela”, explica en la carta de la petición.

En 2015, el movimiento ciudadano iniciado por Jaha Dukureh llevó al presidente de Gambia, Yahya Jammeh, a prohibir en todo el país este ritual muy extendido. Desde entonces, los que lo llevan a cabo se enfrentan a una multa de 1.300 dólares y una pena de cárcel de hasta tres años. Antes de esta prohibición, tres mujeres de cuatro estaban afectadas por este rito. En el continente africano, en la actualidad, sólo 18 de sus 54 países han abolido esta práctica (entre ellos, Nigeria, República Centroafricana, Egipto y Sudáfrica).

Esta atrocidad, practicada en nombre de una supuesta tradición ancestral que permite mutilar a niñas sin su consentimiento, privándolas de su feminidad y parte de su identidad y dignidad, se basa en la idea absurda según la cual ayuda a garantizar la virginidad de la mujer así como su fidelidad después del matrimonio. Además de los riesgos sanitarios que provoca esta práctica, que no se lleva siempre a cabo en condiciones óptimas, también provoca complicaciones a lo largo de toda la vida de las mujeres, durante las reglas, las relaciones sexuales así como el parto. Estas mutilaciones genitales pueden ser leves, como la ablación del clítoris, o más profundas como la infibulación, que consiste en la ablación y la sutura de los labios con el fin de cubrir la vagina. Con los años, se han convertido en un rito de integración en la sociedad, están rodeadas de muchas creencias aun más peregrinas y delirantes. Consideran el clítoris como algo peligroso cuyo contacto provocaría la impotencia en el hombre, o que si, en el día del parto, toca la cabeza del niño, éste muere. Que una mujer no circuncidada está poseída por el diablo.

Jaha también anima a los padres y los educadores a sensibilizar a los niños desde pequeños y a dar a las niñas las armas necesarias para protegerse contra esta plaga. Sin eso, y según las previsiones de la ONG Plan Internacional, 86 millones de mujeres más serán víctimas de esta práctica de aquí al año 2030.

Ya en el año 2015, Jaha recibió el homenaje entre las “ Women of Worth” de l’Oréal. Con su lucha ha conseguido convencer al presidente Barack Obama y el departamento americano de salud para que se realice una estadistíca de las mujeres que han sufrido esta mutilación en los Estados Unidos así como las que están en riesgo de ser sometidas a ella.

Hoy, Dukureh aprovecha una popularidad que amplifica su voz para hacer un llamamiento: “espero que este reconocimiento lleve a una toma de conciencia más global y dé más visibilidad a nuestra lucha. Hoy en día, los que luchan como nosotros contra las escisiones no tienen bastante recursos para hacerlo”.

(*) Hortense Hawa Djomeda es togolesa. Aterrizó en España en 1989 gracias a una beca de la AECID. Estudió traducción y también se especializó en comunicación política e institucional. Además de traductora, escribe y suele participar en conferencias y encuentros sobre literatura africana y la realidad socio-política del continente africano. Inquieta, curiosa, apasionada de la cultura en todas sus formas.

Comentarios

Menuda mujer tiene que ser .......

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