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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

¿Qué tendrá Hamburgo que todo el mundo habla de ella?

Por Carlos Martí (*)

Hamburgo, por Lukas KURTZ. Flickr.

Mucho hemos oído en los últimos años sobre conceptos como “marca ciudad” o citymarketing, estrategias que buscan posicionar los territorios en un lugar ventajoso para ser más competitivos. Aun reconociendo las ventajas de generar una identidad valorada y reconocible, ha habido ciudades que, llegaron un poco más allá y trabajaron muy bien ese marketing de ciudad a pesar de vender humo. “Somos la ciudad más verde, la más Smart, la de mejor transporte público, con gran calidad de vida…”. Y todo para captar lo que una ciudad necesita para seguir generando riqueza y atractivo: talento.

Afortunadamente, cuando una ciudad se pone “de moda”, cuando todos hablan de ella y pasa a estar en los medios, en las mesas de los expertos, en conferencias y congresos, cuando se la menciona como una buena práctica y empieza a recibir premios, a ocupar los primeros puestos de los rankings que se hacen sobre las ciudades… cuando todo esto ocurre, no siempre es producto del marketing y las estrategias comerciales de “marca”.

En ocasiones, es producto de un buen plan urbano, de tener una estrategia de ciudad y trabajarla sobre diagnósticos reales y acertados, con indicadores fiables, una alta participación ciudadana y unos gobernantes locales que tienen claras las prioridades. Un ejemplo que, aun siendo ya bastante conocido, no deja de asombrar, quizás porque el calendario va pasando y sus gestores demuestran que los objetivos se van cumpliendo, es la ciudad alemana de Hamburgo. ¿A que últimamente os la habéis encontrado en alguna web, lectura o video? No es de extrañar, porque su plan de futuro es digno de conocer. Aquí van algunas pinceladas para comprenderlo mejor.

Verde por dentro y por fuera

Hace un par de años, Insa Meinke, directora del Departamento del Clima del Norte de Alemania, reconocía que en los últimos 60 años la temperatura media de la ciudad de Hamburgo había aumentado 1,2 grados y que el nivel del mar había subido unos 20 cm. Esto último es especialmente preocupante para la ciudad alemana, pues su estructura urbana se relaciona directamente con el mar a través del estuario del río Elba y decenas de canales que serpentean por su entramado de calles y edificios. Por algo será que Hamburgo es conocida a nivel mundial por poseer el segundo puerto más importante de Europa que ocupa el 10% de la superficie de la ciudad y gestiona anualmente 100 millones de toneladas de mercancías.

Con fuertes raíces comerciales e industriales, Hamburgo decidió hace unos años combatir los efectos del cambio climático y la degradación ambiental a través de un proyecto integral urbano que contempla planificación y desarrollo sostenible, medio ambiente, energía, agua, etc. Este proyecto se hizo merecedor de la Green Capital de Europa en el año 2011, lo que vino a ratificar el proyecto de ciudad diseñado por el gobierno municipal y regional metropolitana o ciudad-estado (el senado de la “ciudad libre y hanseática de Hamburgo”).

Mitigación, pero también resiliencia al cambio climático, están en el pico de la pirámide de su plan estratégica nacido en 2007 para el periodo 2020-2050. Con este objetivo global, el plan de la ciudad de Hamburgo se va desgranando año tras año, proyecto tras proyecto. Este plan identifica diez áreas de intervención con 450 medidas concretas y una inversión media de 22,5 millones de euros anuales. El objetivo es reducir las emisiones de C02 en un 40% para 2020 y hasta en un 80% en 2050, muy en la línea de las últimas estrategias de la Unión Europea.

Para conseguirlo se quiere aprovechar el formato de crecimiento de la ciudad en los últimos siglos: alrededor del agua, con un modelo radial y con la creación de anillos verdes (“Grünes Netz”). La actual malla verde está siendo reforzada con corredores y conexiones, de manera que se pueda atravesar la ciudad sin necesidad de estar en contacto con las vías destinadas a los vehículos a motor.

Casi un 17% del espacio urbano está ocupado por bosques y parques, mientras que el 8% de la superficie es agua. A esto hay que añadirle un 25% de superficie dedicada a la agricultura de huertos y frutales, y un 19% de zonas protegidas. Con todo, una gran parte de las 75.500 hectáreas de la ciudad tienen un alto componente natural. Otro aspecto clave es “crecer hacia dentro” con nuevos desarrollos en el corazón de la ciudad como el proyecto de HafenCity (“puerto antiguo” de la zona norte) que forma parte de un plan más ambicioso de recuperación del frontal portuario. HafenCity comenzó su andadura en 1994 y tiene previsto su remate en 2025. Se compone de diez barrios que se complementan entre sí y donde se ha promovido un uso mixto del suelo (viviendas, espacio público de calidad, comercio, oficinas, dotaciones culturales, etc.) Su gran símbolo arquitectónico será el Elbphilharmonie, una sala de conciertos diseñada por Herzog & De Meuron que tiene prevista su inauguración en enero de 2017.

Fuera coches… y plástico

Una característica determinante de Hamburgo es que su área metropolitana ocupa todo su estado federal y buena parte del territorio de los estados vecinos de Baja Sajonia y Schleswig-Hosletin. Mientras que la ciudad tiene unos 1,8 millones de habitantes, el área metropolitana llega casi a cinco millones. Cada día, entran al centro de la ciudad 300.000 personas. Se entiende entonces por qué una de las principales actuaciones urbanas es la de intervenir en el transporte.

Fue en 2014 cuando Hamburgo presentó su plan Green Network a 20 años para erradicar los coches del centro urbano. El primer paso es unir con rutas peatonales y ciclistas los dos grandes pulmones de la ciudad, uno situado en el norte y el otro en el sur. Con ello, se conectarán también las redes de transporte público (incluyendo el metro), las redes de carril bici, las estaciones de la red de bicis públicas y las rutas peatonales ya existentes en el centro urbano, permitiendo que se pueda transitar por la ciudad o cruzarla sin necesidad de utilizar vehículos privados a motor. El objetivo es amabilizar y recuperar espacio público, y reducir tanto las emisiones de C02 como de sustancias contaminantes del aire.

Esta “batalla” contra los coches y la contaminación se complementa con unas innovadoras medidas en el uso de la energía limpia (Hamburgo es la “capital” de la energía eólica con el 60% del know how mundial de esta tecnología) y con la llamada Guía Verde, por la cual el ayuntamiento se compromete a reducir la compra pública de productos contaminantes, por ejemplo botellas de plástico o cápsulas de café. También se duplicará la flota municipal de vehículos eléctricos (el 50% del total para 2030) o se reforzarán proyectos de eficiencia energética en la iluminación de calles y dotaciones municipales. Con todo ello, es posible que Hamburgo sea el espejo verde al que mirar en la próxima década.

Carlos Martí es el Director revista Ciudad Sostenible

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