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Su hijo (y 90 millones de adolescentes) está enganchado a esta 'app' y usted no lo sabe

A los niños entre 11 y 16 años les quita el sueño Musical.ly, una red social que permite grabar 'playbacks' que reciben tantas alabanzas como feroces críticas

Sara Navas
Baby Ariel se ha convertido en una estrella de Internet gracias a Musical.ly, donde tiene 10 millones de seguidores (la mayoría adolescentes).
Baby Ariel se ha convertido en una estrella de Internet gracias a Musical.ly, donde tiene 10 millones de seguidores (la mayoría adolescentes).

Hace apenas un año nadie había oído hablar de Musical.ly. Y si uno no convive con un adolescente, probablemente siga sin saber qué rayos es. Con 90 millones de seguidores -la mayoría entre 11 y 16 años-, esta aplicación surgió en 2014, pero no fue hasta hace unos meses cuando se ha convertido en la red social predilecta de los adolescentes. En Estados Unidos hay pocos chicos y chicas que no estén al tanto, muchos de ellos con participación muy activa. En Europa, con España a la cabeza, comienza a implantarse con fuerza.

Mi hija acaba de cumplir 11 años y estas navidades le compramos el teléfono móvil que llevaba dos años pidiéndonos. Era difícil dilatar más la espera porque la presión social es muy grande

¿Por qué tanto revuelo? ¿Cuál es la clave de esta adicción? Una de los puntos de enganche es su funcionamiento, tan básico como entretenido. La red social permite crear vídeos de solo 15 segundos en los que los usuarios pueden hacer playbacks y coreografías de éxitos musicales, interpretar diálogos de series y películas, y también grabarse cantando con su propia voz. Los más populares son los playbacks musicales. Lo importante para destacar, sobre todo, es tener cierta gracia gestual y dotes interpretativas. "Me lo paso muy bien grabando los vídeos de música. Suelo hacerlos cuando estoy aburrida en casa, pero también quedo con mis amigas para prepararlos. Lo que más me gusta es que los podemos compartir con todos nuestros amigos", explica Sandra, una niña madrileña de 11 años. Dentro de la biblioteca de Musical.ly se pueden encontrar canciones de Justin Timberlake, Coldplay, Christina Aguilera, Ariana Grande, Rihanna y casi todos los superventas. 

Le das al play y aparece una chica de enormes ojos verdes haciendo todo tipo de gestos hiperbólicos con la cara. La cámara, encuadrada en un plano medio, se mueve frenéticamente, arriba y abajo, a un lado y al otro, al compás de Wildest dreams, de Taylor Swift. Con la mano que no sujeta el móvil que está grabando el espectáculo, la joven se marca una coreografía que acompaña el ajetreo de la cámara. La adolescente se llama Ariel Martin, es una chica de Florida (Estados Unidos) conocida en Musical.ly como Baby Ariel, la primera estrella de esta red social.

"Es guapa, pero lleva tanto maquillaje que parece que tiene 20 años. Actúa como si fuera mayor y arruga demasiado la nariz", critica un usuario ante el vídeo de Baby Ariel, con 10 millones de seguidores

Ariel cuenta con una legión de 10 millones de admiradores en Musical.ly (llega casi a la misma cifra de seguidores que Alejandro Sanz en Twitter, el español que más tiene, con 14 millones). Es la típica adolescente de 15 años que ama a Justin Bieber. "Todo empezó como un juego. Probé con diferentes tipos de música y añadí movimientos de mano y de labios, como si estuviera cantando. Esta aplicación me ha ayudado a sacar mi lado más creativo", asegura Baby Ariel, que tiene claro que quiere dedicarse a la actuación.

Los comentarios que sus seguidores y detractores dejan en sus vídeos se han convertido en una encarnizada discusión sobre la edad de Ariel, su forma de maquillarse y si tienen mérito o no sus grabaciones. "Es guapa, pero lleva tanto maquillaje que parece que tiene 20 años. Actúa como si fuera mayor y arruga demasiado la nariz", escribe una chica bajo uno de sus vídeos. "¿Qué es esto? Hace todo el rato lo mismo con la mano", "no entiendo por qué lleva uñas postizas", apuntan otros. "Para todos los que aseguran que cualquiera puede mover los dedos como ella y que no entienden por qué se ha hecho famosa solo por mover los labios, hacer lo que Ariel hace en los vídeos no es tan sencillo", defiende un fan.

Recopilación de los mejores de vídeos que Baby Ariel ha compartido en Musical.ly.

Ariel no es la única celebridad en su familia. Su hermano, conocido como King Jacob (11 años), también es una estrella de Musical.ly. Ha heredado la gracia de su hermana para grabar vídeos y ya alcanza los 850.000 fans. Es frecuente que ambos compartan vídeos en los que aparecen juntos. Pero no es el único pariente de Ariel que tiene presencia en la aplicación. A pesar de que se sale del perfil general de la red social, Sharon Kremen Martin, madre de Baby Ariel y King Jacob, tiene 44 años y 625.000 seguidores. Los vídeos de la adolescente haciendo playback con su madre se han hecho tan populares que la fama de Sharon no ha hecho más que crecer.

Antes de convertirse en una red social de recreo, Musical.ly se concibió como una aplicación didáctica para los estudiantes más jóvenes (su nombre iba a ser Cicada). La idea inicial de Alex Zhu, director ejecutivo de Musical.ly, era crear una aplicación que pusiera a disposición de los estudiantes vídeos de conferencias sobre los temas de los que iban a examinarse. Pero un viaje en tren rodeado de adolescentes que grababan vídeos mientras sonaba música le abrió los ojos. Inspirado por lo que acababa de presenciar ordenó a su empresa invertir los últimos 18.000 euros de presupuesto que les quedaba en su nueva idea: una aplicación para grabar vídeos de sincronización de labios.

A diferencia de Snapchat (otra aplicación de vídeos con gran tirón entre los más jóvenes), aquí las imágenes no se autodestruyen una vez visionadas: se quedan guardadas indefinidamente en el perfil de cada muser (apodo con el que se designa a los púberes usuarios de Musical.ly). La red social permite a adolescentes anónimos alcanzar los 15 segundos de gloria (en Snapchat solo son 10 segundos) que pueden convertirlos en celebridades dentro de la Red. 

La edición americana de la revista Rolling Stone ya se refiere a Musical.ly como la precursora del boom de las aplicaciones para adolescentes. Entre los educadores surge el debate: ¿son las redes sociales un vehículo óptimo para la formación de los niños?, ¿puede ser una herramienta que incentive su creatividad? y, quizá la más importante, ¿debe un niño de 11 años disponer de su propio teléfono móvil? Hoy en día, los padres cada vez sienten antes la presión de tener que comprarle un smartphone a sus hijos: "Mi hija acaba de cumplir 11 años y estas navidades le compramos el teléfono móvil que llevaba dos años pidiéndonos. Nos oponíamos, pero era difícil dilatar más la espera porque la presión social es muy grande", afirma Lorena Romero, abogada de 42 años.

A estas edades los niños pasan mucho tiempo de ocio en casa y Musical.ly se ha convertido en una de las opciones más aceptada. "Tal y como ha irrumpido la nueva tecnología en nuestras vidas se hace cada vez más difícil evitar que un menor acceda a este tipo de instrumentos. Es importante que los padres estén informados sobre cómo funcionan las redes sociales y conocer cuáles son las que usan sus hijos. La información es el mejor aliado para poder controlar y educar al menor sobre el uso de estos nuevos medios de comunicación", asegura la psicóloga infantil Ana Corbalán (33 años, Madrid).

Hay que tener en cuenta que durante la etapa adolescente lo más importante son las relaciones interpersonales y la búsqueda de la identidad. "En el caso de esta aplicación, crear vídeos propios incentiva a los adolescentes a ser creativos y destacar sobre los demás. El refuerzo y reconocimiento social son muy importantes durante la etapa adolescente. Ahí puede residir gran parte del éxito de Musical.ly entre los adolescentes", señala Corbalán.

Mientras tratamos de explicar en qué consiste este fenómeno que, casi de un día para otro, ha robado la atención de los adolescentes, un niño está grabando un vídeo en busca de sus 15 segundos de gloria...

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Sobre la firma

Sara Navas
Redactora de ICON desde 2016, año en que llegó a EL PAÍS. Es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y ha escrito el libro ‘La monarquía al desnudo. Del rey que nació en un retrete al soberano playboy’.

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