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Cómo uno de los 80.000 perros abandonados al año acabó en mi casa

Berta Ferrero

Roche ha venido para quedarse. Yo no lo sabía, pero parece que él lo tuvo claro desde el principio. Se puede decir ya, alto y claro, que es mi segundo perro. Es negro, muy negro, parece de tamaño mediano, aunque como todavía es un cachorro (de unos 10 meses, según el veterinario) y, además, de raza mileches -un poco de aquí y otro de allá-, no sabemos cuánto crecerá. Un auténtico perro sorpresa. De carácter, torbellino. Con energía en modo on 20 horas al día, con ese rabo suyo en constante movimiento, tanto, que a veces me asombra cómo sigue entero al final del día. Increíble. Se puede decir también que ante todo es un perro feliz. De esos inmunes a las broncas. Te mira tras uno de tus bufidos, “¡Roche, eso nooo!”, se sienta de una manera muy rara, con las dos patas traseras mirando a un lado y el cuerpo a otro, y vuelve a dar rienda suelta al rabo. A veces me parece que hasta sonríe, el tío. Lo cierto es que tiene algo por lo que reír, porque goza del extraño privilegio de ser uno de los 137.000 perros y gatos recogidos cada año, según las últimas cifras, de 2015, que ha publicado la Fundación Affinity, y, milagros de la vida, de los pocos que, un mes después, ya ha encontrado un hogar. De todos estos perros (104.501) y gatos (33.330) hallados, la mayoría encontrados en la calle, uno de cada cinco se han perdido y son devueltos a sus dueños. Un sencillo cálculo rebaja entonces a 80.000 perros los realmente abandonados.

Roche pone cara de no haber roto un plato.

Sucedió en Cádiz, a principios de junio. Era un viaje planteado como un kit-kat dentro de un kit-kat. Una semana de descanso absoluto y reencuentro vital, tan necesario en estas fechas. Y no es por dármelas de bruja, pero de camino hacia el paraíso gaditano salió de mi boca: “Reza para que no encontremos un perro abandonado, porque volvemos con (más) compañía”. Hicimos línea y bingo. Claro que estábamos yendo al sur y a principios de verano, por lo que las probabilidades aumentaban exponencialmente. Esto contrasta con los datos del estudio de la Fundación Affinity, que asegura que pese a la creencia -como la mía- de que el mayor número de abandonos se da en el periodo estival, la recogida de perros se mantiene estable a lo largo de todo el año, mientras que en el caso de los gatos sí que es verdad que el pico de recogidas se acentúa durante el segundo cuatrimestre anual por el ciclo natural de reproducción de los felinos, muy estacional durante este periodo.

Por supuesto, viajábamos con Tyrion, mi primer perro. Tiene ya un año y medio y no puede ser más bueno. Lo de guapo se da por supuesto, porque como es mío, digo lo que todos los que tenemos perro: “Es el más en todo”. Educado, algo más que listo, bastante faldero y con energía media. Si toca correr, se lanza a esprintar el primero. Si toca dormir, ni se le oye. Como decía, un santo. También tuvo el extraño privilegio de ser abandonado, encontrado y reubicado. Pero en su caso fue buscado, llegó a nosotros a través de una protectora cuando solo tenía dos meses y medio. Roche sin embargo apareció de entre los árboles, en mitad de un campo. En realidad, él nos encontró a nosotros. Salió y nos ladró. Moviendo el rabo, claro. Y bueno, cuando te encuentras con un caso así tienes dos opciones: mirar hacia otro lado y pensar que alguien lo estará buscando o complicarte la vida. Elegimos lo segundo.

"Yo no he sido. ¡Ha sido él!".

Del total de animales de compañía recogidos por las protectoras en 2015, menos de la mitad fueron adoptados (44%), tan solo un 19% se devolvieron a su propietario gracias a estar identificados con microchip, un 14% sigue viviendo en la protectora y un 10% fue sacrificado. La buena noticia, si es que se puede sacar algo bueno de todo esto, es que en los últimos años también va en aumento el porcentaje de animales recogidos que se han perdido y que llevan microchip. No es decir mucho, porque los datos siguen siendo bajísimos. En 2015 un 30% de los perros recogidos estaban correctamente identificados; una cifra que contrasta con el caso de los gatos, que aún es peor, porque solo alcanza el 3%. Nosotros recogimos a Roche con la esperanza de que fuera uno de los agraciados, es decir, que tuviera un dueño que hubiera cumplido la ley, se hubiera preocupado en identificarlo y estuviera buscándolo. Así que lo metimos en el coche y lo llevamos al veterinario. El pobre pasó de correr detrás de nosotros y ladrarnos a temblar de miedo. Además, estaba repleto de garrapatas que se lo estaban comiendo vivo.

"¿De verdad te vas a deshacer de mí?".

Ni que decir que no había rastro de chip. Así que lo desparasitamos por dentro y por fuera y al día siguiente viajó con nosotros a Madrid, en calidad de acogido. La siguiente fase: buscarle casa. Ya teníamos un perro, Tyrion, que decidió ignorar al nuevo inquilino, como si ese ser extraño no tuviera nada que ver con él. La verdad es que el pobre vivió los primeros días pasmado, viendo cómo ‘el nuevo’ le destrozaba todas sus camas (perrunas). El caso es que no queríamos dos perros. No por nada, simplemente porque vivimos en un país que te complica bastante la vida cuando tienes uno, imagínate con dos. Viajar, ir a la playa, colocarlos en casa de familiares cuando no pueden ir contigo… en fin, decidimos que con Tyrion, al que adoramos, teníamos más que suficiente. Eso sí, teníamos que buscarle nombre al nuevo, aunque fuera un inquilino temporal… He de decir que se me pasó por la cabeza llamarle Jon Nieve, por eso de jugar con el color del susodicho y nuestro freakismo particular… Los humanos somos muy absurdos a veces, es verdad. Menos mal que me imaginé en el parque llamando a los perros: “¡¡¡Tyrioooon… Jon Nieveeeee….!!!” y me vi sola y aislada e intentando evitar que me pusieran una camisa de fuerza. Así que nos quedamos con la esencia: Roche, el lugar donde nació y donde nos encontró.

Es verdad que, año a año, cada vez se recogen menos animales domésticos. Concretamente, en 2015 se recogieron 19.000 gatos y perros menos que en 2008. El principal motivo declarado por los propietarios para entregar a un animal de compañía a un refugio, es decir, abandonarlo pero con la conciencia algo más tranquila, es el comportamiento del animal (15%). El listado lo completan otras razones: encontrarte en casa con camadas no deseadas (14%), los factores económicos (12%), el fin de la temporada de caza (10%) y el cambio de domicilio (9%). No tengo ni idea de qué es lo que hizo que Roche acabara solo en mitad de un campo gaditano.

¿A dónde vamos? ¿Izquierda o derecha?.

Lo que sí sé es que al cabo de una semana con nosotros, Roche y Tyrion ya eran íntimos. Con esa primera conquista, decidimos cerrar un poco la horquilla y dejar de ofrecérselo a todo el mundo, solo a gente cercana, nos decíamos, íntima, casi, casi de la familia…”Para ir a verlo cuando queramos”, pensábamos. A los diez días, Roche era uno más, el trasto, el torbellino, pero uno más. A los doce, un señor muy agradable que conocemos del parque al que vamos con los perros se interesó por él. Ahí nos dimos cuenta de que la horquilla ya estaba más que cerrada. Roche había encontrado su casa. Él lo supo desde el principio. Nunca dejó de mover el rabo. Esa es la gran verdad.

Comentarios

prefiero comprarme uno de raza con pedigrí
También tengo dos perros rescatados de la calle y, como cualquiera de nosotros, cuanto más conozco a los humanos, más los quiero.
Que historia tan bonita
La que prefiere uno de raza con pedigrí. Y para qué vienes a contarlo a un post sobre un perrito mestizo y abandonado? Petarda
Hola, mi caso es parecido tengo 2 adoptados, y para la petarda solo decirle que una de ellas (son perritas) es un bulldog ingles que tiene ahora 8 meses. por que también tenemos gente inteligente que se deja una pasta en uno de raza para luego tirarlo.
La historia es bonita como otras muchas que se han escrito y cinematografiado al estilo de holywoodiense, con final feliz. Sucede que no se va al fondo del problema para explicar por qué hay tantos perros abandonados y esatendidos. La razón principal es porque hay muchísimos perros como se pueden ver por las calles de cualquier ciudad con sus excrementos esparcidos por calles, jardines y cualquier espacio público o ladridos por las noches que no nos dejan dormir. Entre los países donde he vivido (cinco) y los que he visitado (cuarenta) no he visto en ningún sitio tantos perros como en España. He leído que el 49% de los hogares españoles cuentan con un perro; existe una verdadera manía de tener perros y el resultado lógico es que no todos se cuiden bien y muchos pululen perdidos por esos mundos a la espera de ser recogidos por gente tan bondadosa como el autor de esta almibarada historia (sí, sí, ya lo sé, qué insensibilidad la mía!)
Mis hijas me reglaron una perrita de una protectora, procedia de una camada de cinco hermanos y la madre que fueron abandonados allí, es muy agradecida y muy lista, a veces parece que te está entendiendo todo lo que le dices. Me encantan los perros, verdaderamente pienso que son el mejor amigo del hombre, desde el punto de vista de la nobleza y la sumisión.
Máximos. No tienes ni idea, haz referencia a datos corroborado. Para mí no tienes ni idea. Con cariño eh?
Máximus ya veo que has vivido muchas cosas, has viajado mucho y conoces mucha geografía. Está bien eso de viajar y tal, y es muy guay y tú serás muy guay, muy moderno, progre... llámalo como quieras. Conocerás muchas culturas y a mucha gente pero lo que de verdad se deduce de tu comentario es que no has tenido un perro en tu vida. Yo que tú preparaba el petate, pillaba un vuelo, llamaba a algún conocido de uno de los cinco países donde has vivido y me iba a pasar lo que me queda de vida allí. Un saludo, cuando estés por allí avisa.
Maximus, No hace falta que te diga lo confundido que estás. Yo también viajo mucho, no sé el número de países en los que he estado, lo siento, pero conozco unos cuántos de distintos continentes, y perros, los hay como en España, o más en muchísimas ciudades. El problema no es la cantidad de animales que tenga la gente mientras los cuide. El problema no es que los perros hagan caca en la calle, que como todo ser vivo, tiene un ciclo biológico, en este caso, el cerdo, es el dueño. El problema está en la gente que los abandona y no se responsabiliza. El problema, es que en este país, al contrario de lo que pasa en algunos (no sé si de los que tú has estado), es que abandonar a los animales no está penado. Seguro que a nadie se le pasa por la cabeza que una persona que abandonase a su hijo en una cuneta se fuese de rositas.Y opino lo mismo que Qkinito, coge la mochila y vete a una ciudad donde "puedas dormir porque no haya ladridos de perros" jajaja
Suscribo todos los comentarios anteriores. En cuanto al tema de raza y pedigrí, muy de acuerdo con Chema. Mi perro actual es adoptado de una protectora. La familia que lo abandonó primero contactó con la protectora para adoptar. Al final se echaron para atrás y lo cogieron "de raza y pedigrí", a un criador. ¿Resultado? Unos meses más tarde lo cedieron a la protectora porque "no podían hacerse cargo". Desde luego en la protectora alucinaban. Al final acabó conmigo y mi familia asique casi tengo que agradecérselo.Como ya han dicho por aquí, hay que educar, educar y educar. Y endurecer las leyes para los que maltratan y abandonan, y para los dueños guarros que nos dejan en mal lugar al resto de dueños que enseñamos a nuestros perros para que sean incluso más educados que otras personas.
.También hemos rescatado hace unos meses una galga mestiza, para nosotros enorme, porque todas nuestras anteriores perritas eran mas bien pequeñas. Lo cierto es que no concebimos nuestro hogar sin una perra y nuestras cuatro gatas, que se va cumpliendo sus 12 años la mayor. El único mas joven es el gato, una belleza que se pasea a sus horas por los tejados siempre y cuando no pueda acceder a sus sitios favoritos de la casa. Este perrito negro, algo mas va a crecer, pero no mucho más.Cordiales saludos.
https://youtu.be/PL0z9gGiaakComo es esta canción que os he puesto, los perros son una mascota ideal para ellos, pero cuando ya las personas se hacen muy mayores, aunque les haga compañía, no deja de suponerles un esfuerzo grande pues los tienen que sacar a hacer sus necesidades, preocuparse de ellos en muchos aspectos, pienso que una persona mayor no debe tener un perro, mejor un pajarito o una mascota que les suponga menos cuidados.
cuando digo una mascota ideal para ellos, me refiero a los niños
Uno de los mejores artículos que jamás he leido. Muy bien redactado y me he hecho un hartón de reír. Felicidades Berta Ferrero.
En la misma fecha en Cadiz,la Barrosa, me encontré o mejor dicho me encontró un perrito exactamente igual a roche, creo que son hermanos, púes exactamente igual.Sus costumbres y sus comportamientos a los de roche Es extraordinario me gusta
Mi super perro que por casualidades de la vida se llama tyrion y es un calco de roche. Pero un calco de verdad! Nuestro tyrion tiene un añito y medio y pesa 18 kilitos. Es medianete. Y sin duda sifue siendo un grab torbellino!
Preciosa historia, Berta. Tus perros son afortunados. Seguramente en la misma medida que tú lo eres teniéndolos. Creo que, al igual que sucede con los humanos, no importa la raza. Yo tuve un pastor alemán y me convertí en fan de esta raza. Fue por casualidad, no lo compré, me lo regaló un amigo cuando su perra tuvo una camada. Pero me habría dado igual que fuera raza "mil-leches" como bien dices que es el tuyo. Simplemente era el momento en que podía tener perro y cualquiera habría sido bienvenido. De hecho, creo que los mestizos por lo general son más espabilados. El mío era, de puro bueno, tonto. Y los dos fuimos unos tontorrones muy felices hasta que llegó el momento de la despedida final. Espero que paséis con ellos años tan buenos como los que yo pasé con el mío. Un abrazo.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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