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El sexo de los bonobos es una lotería

La imprevisible ovulación de las hembras les invita a ser promiscuos en vez de violentos

Javier Salas
Una hembra de bonobo con los genitales hinchados.
Una hembra de bonobo con los genitales hinchados.C. Deimel / LKBP

Los humanos tienen unos primos agresivos, los chimpancés, capaces de las peores crueldades, con relaciones entre machos y hembras que pueden llegar a lo que algunos expertos describen como violencia sexista. Y también tienen otros primos, los bonobos, con unas relaciones sociales mucho más pacíficas y placenteras, en una especie de matriarcado. Mucho se ha escrito para tratar de explicar las diferencias entre estas dos especies y, ahora, un nuevo estudio propone una idea que ayudaría a entenderlo, al menos en parte. Y todo gira en torno a la sexualidad femenina.

Para los machos es casi imposible saber cuándo deben copular si quieren lograr descendencia y por eso no pelean por ello

Como en otras especies, las hembras presentan una hinchazón de los genitales que se entiende como señal de fecundidad. Pero según los resultados del estudio que se acaba de publicar, esta señal no sirve de gran cosa: de las hembras estudiadas, la ovulación solo se produjo realmente en la mitad de los ciclos de hinchazón y únicamente un tercio de las ovulaciones analizadas se produjo mientras esta señal física estaba presente. Es decir, tratar de fecundar a las hembras de bonobo es una auténtica lotería: para los machos es casi imposible saber cuándo deben copular si quieren lograr descendencia.

Comparando con los chimpancés, la probabilidad de acertar durante el ciclo de hinchazón de los genitales es dos veces y media menor. Y a partir de aquí, los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva tratan de explicar las implicaciones de esta lotería. En su estudio, que se publica en BMC Evolutionary Biology, defienden que esta situación confusa para los machos ha sido importante para que sus relaciones sean menos violentas, frenando de raíz el posible conflicto sexual.

En las especies en que el momento de la ovulación se puede predecir con mayor precisión, los machos querrán controlar a las hembras y monopolizar su ciclo de fecundidad por la fuerza, agrediéndolas a ellas como hacen los chimpancés o peleando con otros machos. Al prolongar los días en el que los machos necesitarían controlar a las hembras para asegurar su paternidad, es más difícil y costoso para un macho monopolizar una hembra. "Los costos asociados al control de la hembra serían mayores que los beneficios y, en consecuencia, esto podría haber dado lugar a la adopción por parte de los bonobos macho de una estrategia alternativa de apareamiento", escriben los autores en su estudio.

Esto podría haber dado lugar a la adopción por parte de los bonobos macho de una estrategia alternativa de apareamiento", escriben los autores

"Estas estrategias", continúan, "pueden haber conducido a que los machos inviertan más en relaciones de asociación con las hembras en lugar de competir con otros machos por las oportunidades de apareamiento". Por eso, los bonobos copulan mucho más de lo que sería lógico en momentos en los que la hembra, aparentemente, no estaría ovulando. Cualquier momento es bueno para copular porque cualquier momento puede llevar a la fecundación.

Los autores también explican que los machos presentan unos niveles de testosterona muy bajos en periodos en los que deberían competir con otros rivales, aparentemente porque no ven la necesidad de luchar por el sexo. Allí donde los chimpancés optaron por la violencia para asegurar la descendencia, los bonobos eligieron el placer. De ahí podría derivar, en parte, que la confusa ovulación de las hembras haya derivado en que la sociedad de los bonobos gire en torno al gozo mientras la de los chimpancés pueda llegar a ser tan sangrienta.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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