Perfiles étnicos sospechosos en los Países Bajos
La policía niega que la identificación por raza, religión o nacionalidad sea discriminatoria
“¿Solo porque conduzco un Mercedes me tienen que parar cada día?”, se oye decir en un vídeo a Kenneth Vermeer, portero del Feyenoord, de Róterdam, cuando las fuerzas del orden le piden la documentación. Según él, fue víctima de la denominada identificación por perfil étnico. Un poder discrecional pensado, oficialmente, “para maximizar los recursos policiales, no para discriminar”. En la práctica, sin embargo, puede acabar señalando a posibles delincuentes por su raza, religión o nacionalidad, en lugar de atenerse a pruebas objetivas. Vermeer comparte apellido con el famoso pintor del Siglo de Oro. Pero mientras el maestro era originario de Delf, los antepasados del futbolista proceden de Surinam, antigua colonia holandesa en el Caribe. Los policías le dijeron que les llamó la atención el auto. Al llevar los cristales tintados, no le vieron la cara.
Mala suerte para todos, porque una semana antes había ocurrido algo similar. Esta vez el que recibió la orden de parar fue el rapero Typhoon, nombre artístico de Glenn de Randamie, también de ascendencia caribeña. En su caso, dos guardias pensaron que la combinación de edad (tiene 32 años), color de piel y un coche caro “resultaba sospechosa”. Quizá un asunto de drogas. Al ver quién era, la pareja, que luego fue amonestada por sus superiores, se disculpó. Typhoon dijo que le habían parecido “un par de buenos tipos”, y el problema era de la sociedad en su conjunto. El Ministerio de Justicia terció en el asunto con exquisito pragmatismo. Pidió al cantante que ayudara al cuerpo policial a entender el efecto de este tipo de identificaciones.
El crimen considerado “normal”, ya sean robos o asaltos, ha bajado de forma regular en Holanda en los últimos años. A cambio, ha aumentado la percepción de la amenaza externa contra la seguridad nacional. Alimentada por el terrorismo y la inmigración, la policía se queja de recortes presupuestarios y subraya una realidad: en sus archivos hay una mayoría de delincuentes de origen marroquí o inmigrante. En otras palabras, borrar la imagen del sospechoso simbólico no será fácil.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.