Este sarao es una joya
Un palacio abandonado engullido por plantas tropicales. Las esparragueras devoran las paredes, los helechos se adueñan del suelo y las palmeras decoran las esquinas. Huele a falsa pimienta, hiedra, ficus. Las cortinas de terciopelo y los sillones de escay aportan el toque retro. De golpe, el visitante descubre un guepardo en el suelo del salón. No estamos de visita por alguna casona del África colonial, sino en el madrileño barrio de Salamanca, concretamente en el palacio de Saldaña. Y el felino no sufre la humedad de los vaporizadores porque… es de cerámica.
Esta puesta en escena se montó para celebrar una gran fiesta: el 20º aniversario de UNOde50. Sí, la firma española que ha conseguido hacerse un hueco en el pódium de la joyería internacional. Y allí estaba José Azulay, el dueño de la compañía, ataviado con un traje azul marino y una camisa blanca con varios botones sin abrochar. Cumpliendo con el dress code del evento: coctel… unlock yourself o lo que viene a ser: “Estilo cóctel, póngase lo que quiera”. Entre los invitados de Azulay se encontraban la mismísima celebrity estadounidense Lindsay Lohan, el expiloto de motociclismo Fonsi Nieto o Fernando Martínez de Irujo (“estoy aquí por mi sobrina, que es un encanto. Le ha quedado todo fenomenal”, dijo el hijo de la duquesa de Alba refiriéndose a María Fitz-James Stuart, de Cienvolando, la empresa organizadora del evento). Al aristócrata le costó dar con una cerveza bien fresquita con la que combatir el intenso calor de la tarde, pero cuando la tuvo en su mano solo le faltó encontrar el mejor tentempié (“jamón, por supuesto”) para disfrutar del festín.
En la primer imagen, José Azulay, presidente de UNOde50, posa junto a Lindsay Lohan. En la segunda, Fonsi Nieto y Marta Castro, su pareja. CIEN VOLANDO
Llamaba la atención la presencia de numerosos periodistas extranjeros. Mientras algunos se deleitaban con la exposición que hacía un recorrido por las piezas más icónicas de la firma, otros contemplaban el evocador bodegón humano compuesto por 21 modelos que lucían las joyas diseñadas por Azulay. Después de la sesión fashionista, tocaba disfrutar del cóctel en el jardín. Las botellas frías de Marqués de Riscal Verdejo duraban muy poco en la barra. Menos éxito tuvieron los tintos. Para acompañar, verduras cocidas con una salsa de orégano, queso y nata, uno de los platos estrella del catering de la televisiva Samantha Vallejo-Nágera. El toque patrio lo ponían las aceitunas, aunque, a falta de ceniceros libres de colillas y con tanta sofisticación concentrada por metro cuadrado, a ver quién se atrevía a tirar el hueso al suelo. Katy Sainz y Cristina Tosio, el dueto de DJ más chic de la noche madrileña, amenizaban la velada desde uno de los balcones. En otro mirador que no daba al jardín se escondía una Lindsay Lohan agobiada por los flases. Una pena, se perdió un gran sarao.
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