Breve historia del bronceado
Siendo como es la piel nuestro primer y último traje, ¿cómo no va a estar sujeto a modas el tono con el que la lucimos? Con todas las connotaciones culturales que eso conlleva. Y los excesos. Si en la era victoriana las cremas blanqueadoras a base de arsénico se cobraron más de una vida, hoy el bronceado es una cuestión de salud y estética a partes iguales. En palabras de la doctora Adriana Ribé, dermopatóloga y directora del centro Ribe Clinic, de Barcelona, “es importante tener sentido común, aprovechar los beneficios del sol y evitar sus perjuicios”. Unas cualidades que, más allá de lo estético, entran en el terreno de lo psicológico y que esta profesional resume en dos palabras: “Acción antidepresiva”. El sol nos pondrá más guapos, pero también más contentos. Y de lo que se trata ahora es de alargar la vida del moreno más allá de las vacaciones.
pulsa en la fotoUn reclamo publicitario de 1953.Getty
Frente al boom de las cabinas de rayos UVA, Ángel Pizarro, jefe de la unidad de prevención y diagnóstico precoz de melanoma de la Clínica Dermatológica Internacional (Madrid), recomienda el “uso de productos autobronceadores tópicos”. Así se logra un efecto cosmético agradable sin incrementar el “riesgo” de cáncer de piel. La última moda es el bronceado con una loción derivada de la caña de azúcar. Y los nutricosméticos. Por supuesto, sin olvidar la crema solar con un factor de protección alto antes de tumbarse en la arena.
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