13 fotosCuando el verde se impone al SáharaMuchos nómadas del norte de Senegal han comenzado a asentarse gracias a la creación de nuevos espacios verdes que frenan la desertificaciónIñaki MakazagaSenegal - 14 jun 2016 - 07:58CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace“No nos esperábamos ser capaces de generar huertos tan verdes”, Tala Mbeng es el jefe del pueblo y beneficiario de la reconstrucción de un depósito de agua en altura amplificar el acceso al agua a más campos de cultivo. “En tan sólo un año hemos duplicado la producción. Antes sólo cultivábamos en época de lluvias, ahora todo el año”, señala orgulloso. Iñaki MakazagaLa escasez de recursos obliga a muchos jóvenes a viajar a Europa en busca de oportunidades. El senegalés Makthar Ndiaye trabaja junto con la ONG Solidaridad Internacional-Nazioarteko Elkartasuna por generar esas oportunidades en el país.Iñaki MakazagaEl agua llegó a la casa de Usman Ndiaye en el año 1994, fue de los pocos varones que decidió quedarse en su pueblo y no marchar ni a Dackar ni a Europa. Ahora muestra orgulloso su huerta. Iñaki MakazagaEn algunos pueblos como Pallene el acceso al agua ha llegado hace mes con la construcción de un pozo nuevo y la canalización de agua hasta las casas. Las mujeres han ganado ocho horas diarias de vida, las mismas que invertían en el pozo para obtener el agua. El siguiente reto pasa por conseguir una escuela y ofrecer la posibilidad de ir a la escuela de los más pequeños. Iñaki MakazagaAwa Ndiaye sujeta en brazos a su segundo hijo de dos meses. “Antes no teníamos tiempo para nosotras: nos levantábamos pronto para ir al pozo y comenzábamos a trabajar”. La gente de su edad, 28 años, sólo pensaba en abandonar el pueblo por la falta de agua y de recursos. Iñaki MakazagaLas mujeres sonríen al hablar de cómo ha cambiado su vida con la sola llegada del agua. Ya no realizan turnos para ir al pozo a sacar agua tirando de una cuerda, sino que cuentan con un depósito elevado que les ayuda a canalizarla hasta sus casas.Iñaki MakazagaLa población de Pallene, en Senegal, ha vivido una revolución verde en el último año. A raíz de la construcción de un nuevo pozo de agua y un depósito elevado han podido mantener la actividad agrícola más allá de los meses de lluvia. Aquí, un campesino orgulloso de sus hortalizas.Iñaki MakazagaLa población de Lompoul, de origen nómada, sonríe a la sombra de los plantones conscientes de los efectos positivos que han traído a sus vidas el hecho de fijar las dunas. Iñaki MakazagaKhady Leye, es una de las mujeres más activas de la región de Kebemer. Lidera una mutua de mujeres en las que reúne a más de 550 personas a las que imparte formación, facilita microcrédito y ayuda en la comercialización de productos agrícolas con valor añadido. Iñaki MakazagaHora de ir al nuevo pozo a obtener agua para las tareas domésticas y agrícolas. En Chérif Ka el nuevo pozo ha ahorrado horas de viaje hasta un pueblo cercano para recoger el agua. Iñaki MakazagaHan pasado tan sólo unos meses de la instalación del pozo y al atardecer siguen acercándose las familias completas a disfrutar llenando de agua sus bidones. Iñaki MakazagaLa fijación de las dunas de Lompoul y la protección de los huertos ha conseguido que la población de origen nómada haya fijado también sus casas y ampliado las zonas verdes de cultivo. Cada vez más verdes, cada vez con más ingresos para invertir en la educación de sus hijas.Iñaki Makazaga“Ha llegado el turno de África: tenemos jóvenes, tenemos recursos, sólo falta potenciar el trabajo”, Makthar Ndiaye sueña despierto. Tras siete años de trabajo para frenar la expansión del desierto en la zona más sensible del país, se reafirma en el potencial de Senegal, de sus gentes y de la cooperación. Iñaki Makazaga