_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La guerra de Hillary

Una mujer competirá por la magistratura más importante del mundo y lo hará precisamente contra Donald Trump, que tan bien representa la casposa misoginia que todavía nos rodea

La virtual candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, durante su discurso en el Brooklyn Navy Yards el pasado día 7.
La virtual candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, durante su discurso en el Brooklyn Navy Yards el pasado día 7.Steve Sands (WireImage)

En esa bandeja de entrada del correo electrónico que tantos disgustos ha dado últimamente a Hillary Clinton ha aparecido una buena noticia: su nominación como candidata demócrata. No solo es una excelente noticia que, ¡por fin!, una mujer compita por la magistratura más importante del mundo sino que, además, lo haga precisamente contra alguien como Donald Trump, que tan bien representa toda la casposa misoginia que increíblemente todavía nos rodea. Por todas y cada una de las críticas que se puedan hacer a la política estadounidense, y a la propia Hillary Clinton como arquetipo del establishment (eso sí, demócrata), no deja de ser relevante que ese sistema político haya roto dos inmensos techos, ofreciendo a sus electores primero un candidato negro y ahora una mujer, en dos elecciones consecutivas.

Hillary Clinton enfrenta un reto hercúleo: llevar a las urnas a la izquierda de su partido, muy movilizada en torno a Bernie Sanders, un contendiente muy serio que, elegantemente, tendría ahora que tirar la toalla y sumarse a la candidatura de Clinton, y, a la vez, moverse hacia el centro para así atraer los votos de aquellos republicanos moderados desencantados con el racismo populista y aislacionista de Donald Trump. Para ello tendrá que encontrar el tono adecuado en los dos temas que se han mostrado transversales hasta ahora en la campaña y que recogen preocupaciones legítimas de una gran mayoría de votantes: la desigualdad y la globalización.

Pero no nos engañemos. La campaña presidencial va a registrar un nivel de polarización brutal: con todo el conservadurismo, blanco, religioso y del interior movilizado y agitado por el dinero y los medios afines frente a los demócratas, representantes hoy más que nunca de un Estados Unidos abierto, plural, multiétnico y liberal en valores. Cuando en una sociedad todas las fracturas que estructuran la competición política (ideología, religión, identidad étnica, valores, etcétera) se solapan y caen del mismo lado, dividiendo a toda la población en dos mitades tan perfectas como incomunicadas, entonces el riesgo de tensión, bloqueo e incluso ruptura es muy grande. La Guerra Fría acabó, sí, pero da la impresión de que las guerras culturales no han hecho más que empezar. @jitorreblanca

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_