_
_
_
_
Tentaciones

El regreso de 'El club de la lucha'

Chuck Palahniuk, autor de la novela que inspiró la película con Brad Pitt, se ha atrevido a desafiar convencionalismos y firma 'El club de la lucha 2'. Una novela gráfica llena de humor, acidez y sátira que retoma la vida de los protagonistas casi una década después

Perdónanos, pero vamos a incumplir las dos primeras reglas de El Club de la lucha. Hace ya más de una década que Brad Pitt nos puso los pelos de punta con aquello de: “no sois un copo de nieve especial y único”. David Fincher se encargó entonces de adaptar una novela; la ópera prima de Chuck Palahniuk, autor que ya no debería ser desconocido para nadie. Este se ha colado varias veces en las listas de más vendidos y tiene una legión de seguidores que se arrodillan a sus pies muertos de risa y se hacen llamar “The Cult”. Aquí en España goza de la aceptación general de la crítica y del beneplácito de los fans, que no olvidan que hubo un tiempo, ajeno a Internet, en que era lícito cuestionarse los hábitos de vida consumible de una generación perdida que fue a cobijarse bajo la sombra de un libro. Y, más tarde, de una película.

Si has estado viviendo bajo una piedra, bastará decir que acaba de publicarse en España, de la mano de Reservoir Books de Penguin Random House, la secuela de la mítica obra. Así es, existe: El club de la lucha 2. Y esta vez no es una película ni una novela, sino una novela gráfica. Y es que los tebeos han evolucionado mucho desde Súper López, ahora tienen mala leche y nos hablan de dinamitar nuestras creencias y nuestras vidas.

En su época, El club de la lucha supuso una revolución social y cultural. Su autor es homosexual, periodista que nunca ha ejercido, resentido con la sociedad y que trabaja por las mañanas en una cadena de montaje en su Oregón natal y por las tardes como voluntario llevando a gente al hospital para someterse a quimioterapia y demás procesos médicos invasivos y devastadores. Escribió la novela en tres meses, en base a un borrador que ya tenía, titulado Insomnio: si vivieras aquí, ya estarías en casa. La escribió a mano, en los tiempos muertos que pasaba en su coche esperando a que el paciente al que transportaba terminara su terapia. El resto, es historia. Best seller mundial, gran película de culto, incluso Brad Pitt llegó a decir que había sido el mejor papel de su carrera hasta ese momento. Estábamos en 1999 y aún no había tablets, ni demasiadas páginas web, ni Facebook ni Candy Crush. Eran otros tiempos.

Pero, ¿cómo se llega a ignorar las advertencias de su agente y lanzarse a escribir una secuela de una obra emblemática? ¿Es que Palahniuk no ha oído eso de “segundas partes nunca fueron buenas”? Según palabras del autor, todo surge de una cena con Matt Fraction y Brian Michael Bendis, donde el tema central fue la adaptación al cómic de El club de la lucha. Dark Horse es la editorial americana que tuvo a bien lanzarse a la piscina con esto, pero no pocos se llevaron manos a la cabeza. El club de la lucha, que llegó a inspirar improvisados grupos de boxeo reales en no pocas ciudades del mundo, es esa clase de obra que no necesita una segunda parte. Y menos aún en forma de cómic, ¿no? En una entrevista sobre el tema, Palahniuk declaró: “Después de esto, me encantaría seguir escribiendo cómic. La prosa siempre ha sido mi gran amor, pero está bien tener un par de amantes por ahí. Si James Franco tiene éxito en llevar al cine mi novela Rant yo quiero estar ahí para escribir la segunda parte en cómic.”

Sea como fuere, el cómic ya es una realidad. Y hemos tenido ocasión de probar su edición española en tapa dura, una delicia que recopila los diez números originales que componen la historia y el número especial que publicó Dark Horse en el Free Comic Book Day 2015, que recuerda el final de la novela y aúna ambas historias.

Y ahora, Tyler Durden resucita. Han pasado casi diez años desde que terminara la novela con su protagonista habiendo aprendido muy poco o nada sobre sí mismo y habiendo revolucionado el mundo de la clase media y descontenta. Marla y el narrador, que ahora sabemos que se llama Sebastian y que fue interpretado en la cinta por Edward Norton, están casados y tienen un hijo. La vida es anodina e insoportable para Marla, que ha vuelto a su adicción a los grupos de apoyo de enfermedades, y Sebastian hace lo que puede para ser padre en plena era digital. La vida parece haberse quedado estancada.

El guión de es tan ácido y demacrado como lo fuera la novela, permitiéndose gracias al medio visual algunos inesperados giros y puntos de ruptura

Este interesante punto de partida nos devuelve de un puñetazo a un mundo donde nada es lo que parece y todo es posible. El guión de Palahniuk es tan ácido y demacrado como lo fuera la novela, permitiéndose gracias al medio visual algunos inesperados giros y puntos de ruptura que pueden llegar a acercar la obra casi a la ciencia ficción. El dibujo, obra de Cameron Stewart es quizás más conservador de lo que nos hubiera gustado a los fans de la cinta de Fincher, viéndose reflejadas esas esperanzas en las maravillosas portadas de David Mack que muestran un estilo más cercano a la acuarela, con toques de Dave Mckean, mucho más cercano a lo que podríamos esperar de un cómic de El club de la lucha. Por otro lado, estamos hablando de casi 300 páginas de novela gráfica a color cuya edición es elegante y resultona, con el genial subtítulo: “Algunos amigos imaginarios ya nunca desaparecen”.

Un esperado regreso que, para no caer en el spoiler innecesario, solo diremos que está muy a la altura de su predecesora. ¿Es entonces tan buena como la novela original y la película? Es diferente. A priori, creo que a pocos se les ocurriría un argumento que tuviera sentido y carisma para continuar las andanzas de Tyler Durden, pero el propio autor ha conectado con una parte de su pasado, de sus inicios como escritor resentido con el mundo, y ha desbordado en humor, acidez y una visión tan satírica de nuestra sociedad que a ratos parece ir a convertirse en un episodio de The Twilight Zone. Un regreso al submundo delicioso lleno de rebeldía adolescente que muchos echábamos de menos. Y es que Palahniuk parece haber vuelto a encontrarse consigo mismo hace veinte años y se ha liado a puñetazos con el joven escritor que fue.

Y recordad, la primera regla del Club de la Lucha es no hablar del Club de la Lucha.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_