Duncan Jones: el hijo de Bowie entra en la gran liga de Hollywood
Junto su padre, vivió experiencias al alcance de muy pocos, pero el niño quería huir a otros mundos. Ahora, convertido en cineasta, crea su propio universo en la adaptación del videojuego 'Warcraft', que se estrena este fin de semana
Duncan Jones se pasó la infancia y la adolescencia viajando de un lado al otro del mundo. Siempre acompañando a su padre, David Bowie, allá donde su música le llevara. "Tuve mucha suerte", reconoce. "Disfruté de experiencias alucinantes, estuve en sets de rodaje, viajé a muchos lugares a los que la gente no va. Era un niño cuando vivimos en Berlín y el muro aún estaba en pie. Viajé a Japón cuando era muy pequeño… Estaba rodeado constantemente de cosas poco habituales", recuerda... Y no profundiza más. El hoy reputado director de ciencia ficción rehuye cualquier pregunta que le obligue a hablar sobre su insigne progenitor o su familia. De hecho, su publicista ha pedido expresamente que evitemos estas cuestiones en nuestra charla en Los Ángeles.
Con Warcraft: El origen, Jones da el salto a las grandes ligas de Hollywood. La fama y atención que siempre evitó desde que le bautizaron como Zowie, y que le llevaron a situarse detrás de una cámara, podrían llegarle ahora. "No sé, mira a Christopher Nolan: hace películas gigantes y conserva su privacidad. Creo que los directores no son como los actores, no son sexy", se ríe.
El hoy reputado director de ciencia ficción rehuye cualquier pregunta que le obligue a hablar sobre su insigne progenitor o su familia
Quizás por sus orígenes, o por haber visto tanto de este mundo de crío, Jones ha viajado aún más lejos. "Ya fuera a través de videojuegos, libros o películas, me gustaba la idea de transportarme", explica. Su pasión por la fantasía y la ciencia ficción empezó entonces. Necesitaba sentir que aquellos otros reinos que leía o veía eran tan reales como los que pisaba con su marciano padre. "Es algo que quiero transmitir al público", continúa. "Quiero que sientan que no han visto esto antes, que están experimentando algo nuevo".
Por eso es cineasta. Por eso, en su primera película, Moon (2009), nos transportó al espacio tan solo con un actor (Sam Rockwell) y medio (la voz de Kevin Spacey). En la segunda, Código fuente (2011), con Jake Gyllenhaal y Michelle Monaghan, nos llevó del pasado al futuro una y otra vez. Y, ahora, en su tercer filme, nos trasladará a unos mundos que él conoce desde "hace 20 años", el universo fantástico de Warcraft. "Me enganché al primer videojuego Warcraft que sacó Blizzard, Orcos y humanos. Y salté a World of Warcraft. Pero, cuando empezaron las expansiones posteriores, ya estaba demasiado ocupado con el trabajo", dice sobre este juego online que llegó a tener más de 12 millones de usuarios activos.
Los libros y las películas eran sus principales compañeros de viaje, pero "los videojuegos se convirtieron en un elemento fundamental. Suponían mi vía de escape. Jugaba a todo. Ahora, con el poco tiempo que me queda, solo puedo hacerlo en el móvil, y eso no cuenta realmente".
En los últimos cuatro años, Duncan Jones ha estado encerrado en los mundos de Warcraft, trasladando el universo bélico de orcos y humanos a la gran pantalla con un reto fundamental: "Lograr que la película interese tanto a los conocedores del videojuego como a los que jamás han oído hablar de él. Nos ayudó que Peter Jackson hiciera El señor de los anillos. No hablaré de El Hobbit, solo de las tres primeras partes", se ríe. "Es el ejemplo de cómo debe ser el cine de fantasía. Desde entonces, no ha habido nada parecido".
La influencia del trabajo de Jackson con los libros de Tolkien ayudó, pero la razón por la que los creadores del videojuego decidieron arrebatar el proyecto a Sam Raimi (Posesión infernal), que llevaba unido a él desde 2005, para ponerlo en manos del director de Moon fue por su ambicioso planteamiento al abordar la compleja trama del original. "Es una historia de guerra, y en una guerra hay dos bandos, pero aquí el espectador comprende a ambos. Esa premisa la hace única", explica. "Así les convencí. Para convertir en realidad el Warcraft que yo conocía, tienes que tener héroes en las dos partes del conflicto". En un lado, está Anduin Lothar, un humano interpretado por Travis Fimmel (Vikings). En el otro, Durotan, un orco al que da vida, a través de motion-capture, Toby Kebbell (El amanecer del planeta de los simios). Ambos luchan por el reino de Azeroth.
"Es una historia de guerra, y en una guerra hay dos bandos, pero aquí el espectador comprende a ambos. Esa premisa la hace única"
"Si tienes padres tan famosos, es muy difícil crear tu propio camino, pero creo que Duncan hizo lo correcto metiéndose en el cine; tiene muchísimo talento", dice Toby Kebbell. "Tiene un gran futuro por delante". Un futuro que pasa por seguir viajando antes de que en junio nazca su primer hijo y se estrene Warcraft: El origen. Con suerte, se irá de nuevo a Berlín a rodar una película que lleva 12 años rumiando, Mute, una vuelta al cine indie con Paul Rudd y Alexander Skarsgard. Y, después, si Warcraft funciona, regresará a ese universo. "Esa fue una de las razones por las que quise hacerla", confiesa. "Me han ofrecido dirigir franquicias ya existentes… y yo las admiro, pero admiro más aún lo que hizo Peter Jackson con El señor de los anillos; o George Lucas con Star wars. Ellos empezaron esos universos. Y con Warcraft soy yo el que empieza uno nuevo". Duncan Jones ahora solo quiere viajar a los mundos que él crea.
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