Ahora sí
Ahora que los neumáticos han ardido muchos se hacen preguntas indignadas, pero tenemos este tipo de monumentos por doquier
Hace diez años pasé dos días rodando en el cementerio de neumáticos de Seseña. Fue para la película Bienvenido a casa. Harto de atravesar por la carretera y apreciar ese enorme vertedero, me pareció un lugar digno de ser filmado. Fue complicado lograr el permiso, pero entonces aún quedaba algún peón patrullando por allá. Las dos jornadas fueron infernales, porque si estos días es tóxica la nube negra, entonces lo era el polvo y la atmósfera del lugar. Ahora que los neumáticos han ardido, en lo que parece un último retorcimiento del desatino, muchos se hacen preguntas indignadas con toda la razón, pero conviene advertir que nuestro país tiene este tipo de monumentos por doquier. Es lo que nadie quiere entender. Que somos lo bueno y lo malo. Esto los patriotas lo tratan de disimular, diciendo que España es estupenda, y menudo jamón, y que si no te gusta te vayas a vivir a Francia. Cosa que dicen para sacudirse de cualquier crítica hacia las estructuras nacionales y de paso seguir llevándose el dinero a Andorra y Panamá, donde lo cuidan mejor que aquí.
Este vertedero de neumáticos era chapapote solidificado en la costa de Madrid. Era un poco nuestro Prestige, que también es una enseña nacional. Y es que España es el país de la Pedrera y la Alhambra, pero también de las rotondas imaginativas y el arte urbano patrocinado por las autoridades oligofrénicas de Navalcarnero y Castellón. La línea de costa española tiene suficientes hoteles Algarrobico y delirios arquitectónicos como para llenar una enciclopedia del disparate. La acción de la justicia y la agilidad de las autoridades casi siempre afectan a los pequeños comercios y a las familias desahuciadas, pero no saben lidiar con empresarios tercos ni equipos de abogados mañosos. Y luego está el funcionamiento tradicional del amiguismo y el enredo, los sobres y la mordida. Para acabar de trampear el asunto, lo habitual es que los partidos políticos estén enfrentados, como los municipios, las comunidades autónomas y hasta los ministerios y departamentos entre ellos, por lo que no es raro que Industria, Turismo o Infraestructuras anden a la gresca con Medio Ambiente o Agricultura y Pesca.
Las ruedas de automóvil no llegan al vertedero porque lluevan del cielo, sino porque carecemos de plan para reciclarlas ni para reducir el consumo ni para racionalizar nuestro modo de vivir. El coche es nuestra industria más gozosa y festejada, pero poco importan sus desperdicios. Tampoco consideramos la ecología y el respeto al medio ambiente ninguna prioridad nacional. Todo eso nos da igual, salvo cuando la nube negra se planta en tu ventana. Entonces...
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