Una mirada hacia las ciudades intermedias
Ciudad de Cumaná (Venezuela). Fuente: Wikimedia commons
"Hay casi 10.000 ciudades de más de 50.000 habitantes. Sólo hay 442 ciudades de más de 1 millón de habitantes en el mundo", dice Josep Maria Llop.
América Latina y el Caribe es la segunda región más urbanizada del planeta con 8 de cada 10 personas viviendo en ciudades. Desde el año 2000, la población urbana y el crecimiento económico de esta región se está llevando a cabo en las ciudades de menor tamaño, las cuales están teniendo un mayor dinamismo en su economía. Estas ciudades no solo atraen a personas que vienen del campo sino también de ciudades más pobladas, en búsqueda de nuevas oportunidades y una mejor calidad de vida.
Este tipo de migración bidireccional (rural-urbana y urbana-rural) explica el crecimiento demográfico de ciudades intermedias, un término definido por la Red Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales y Regionales (UCLG) como ciudades con menos de 1 millón de habitantes y que en la actualidad recogen, tanto en el ámbito local como en el regional, a más de 50% de la población urbana.
“Las ciudades intermedias son urbes que crean puentes de conexión importantes entre zonas rurales y urbanas, siendo para la población rural la oportunidad de acceder a instalaciones básicas (como escuelas, hospitales, administración, mercados) y también servicios (como el empleo, la electricidad, los servicios de tecnología, transporte). Al tener esta posición intermedia, también constituyen, para la mayoría de los ciudadanos, un foco de transición para salir de la pobreza rural. Además, las relaciones que crean con las grandes urbes les permiten complementarse entre ciudades y funcionar como un sistema de ciudades” (UCLG).
Según el estudio realizado por la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles, se calcula que en América Latina y el Caribe hay cerca de 645 ciudades de entre 500.000 hasta 2 millones de habitantes en las que viven 205 millones de personas, casi 4 de cada 10 habitantes de la región.
Tal como explica Borja M. Iglesias en el blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Cuba -a modo de ejemplo- tiene un sistema muy potente de ciudades intermedias. El país tiene una población que supera los 11 millones de habitantes y su tasa de urbanización es del 77%. La mayor parte de la población cubana vive fuera del área metropolitana de la Habana (25%), asentándose en ciudades intermedias (34%) y pequeñas (41%) situadas en el corredor interior La Habana- Santiago.
A lo largo de estos años, concretamente desde el 2002, estas ciudades han tenido un papel fundamental en la economía del país, principalmente en el refuerzo de la capacidad productiva del territorio agrícola, ya que poblaciones como Santiago de Cuba, Camagüey o Sancti han crecido en más de 730.000 habitantes mientras que La Habana, ha perdido alrededor de 100.000. Ciertas ciudades de la geografía cubana se han convertido en puntos estratégicos y nodos de conexión tanto a nivel social y productivo, no sólo limitándose a abastecer a la población local sino a toda la región, fortaleciendo aún más el vínculo urbano-rural.
Sin embargo, estos crecimientos tan rápidos de las ciudades intermedias representan un gran reto en términos de capacidad institucional, movilidad, planificación urbana, vivienda, resiliencia frente al cambio climático y desastres naturales… ya que estos factores podrían agravarse de no tenerse en cuenta en el desarrollo urbano a largo plazo.
Tal como afirma Josep Maria Llop Torné, director de la Cátedra UNESCO de Ciudades Intermedias de la Universidad de Lleida, “las ciudades son la riqueza de las naciones, pero con el matiz que no pueden cumplir esta función sólo las grandes porque son pocas: es la tarea crucial de una red de urbes intermedias”.
Para Llop, la solución pasaría por crear redes que fomenten una relación entre ciudades, entre unas que posean unas condiciones más uniformes que otras, hecho que no excluye una cooperación más amplia.
Es importante reflexionar y analizar la importancia que tienen estas nuevas ciudades y plantearse sus retos de cara al futuro; si las ciudades intermedias tuvieran más protagonismo por parte de los gobiernos, ¿se reduciría la segregación espacial en las capitales mundiales?, ¿se contribuiría a una gestión urbanística más sostenible?, ¿se crearían mejores lazos entre gobiernos locales- regionales- estatales?, ¿cuáles tendrían que ser las prioridades de la ciudadanía en la toma de decisiones del crecimiento de sus ciudades?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.