Elevar el descanso al cubo

LA nueva creación de la firma francesa Ligne Roset es, en realidad, un producto con historia. En 1996, el artista Pierre Charpin ideó un sillón de brazos que podía expandirse a base de agregar tantos escabeles como se deseara y permitiera el espacio doméstico. Su Slice Chair, la silla a rodajas, fue fabricada dos años después, pero su distribución fue por entonces muy limitada. Aquella propuesta, entroncada con otras de la segunda mitad del pasado siglo que soñaban con muebles modulables capaces de adaptarse a diferentes entornos y adoptar formas diversas, ha sido recuperada ahora para el regocijo de los amantes del relax con estilo. Con una estructura de madera y espuma recubierta de lana virgen, este diseño de colores combinables se presenta como un todo deconstruido y reconstruible: un objeto con un planteamiento sencillo y funcional que, a la vez, puede ampliarse potencialmente hasta el infinito.