Arbolado urbano
Pena da comprobar la escasa contribución de ciertos Ayuntamientos para mitigar el famoso efecto invernadero. Los ecologistas se cansan de insistir hasta la saciedad en que no basta con reponer simplemente los árboles talados de los paseos o bulevares —en algunos casos por presunta enfermedad—, sino que hay que ir más allá, con medidas entre las que están el aumentar el número de ejemplares. Porque el arbolado urbano aporta sombra a los habitantes y visitantes de la ciudad, disminuye las emisiones de CO 2 y de otras fuentes contaminantes y genera habitabilidad, bienestar y belleza urbana. Y es que el ciudadano no debe permanecer nunca impasible ante una tala indiscriminada de árboles en su ciudad ya que, además de afectar a su calidad de vida, supone una inversión que siempre da beneficios muy difícilmente alcanzable por otros medios.— Emiliano López Sánchez.
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