Lo que pide Ámsterdam: no nos visiten tanto, por favor
El Ayuntamiento de la capital holandesa quiere controlar el poder de atracción de la ciudad
La pérdida de propiedades del hormigón se denomina aluminosis. La culpa la tiene el cemento con grandes concentraciones de alúmina, que fragua más deprisa que el tradicional, pero pierde resistencia y pone en peligro la estabilidad del edificio. El trastorno de las ciudades víctimas de su éxito turístico podría llamarse síndrome del parque temático. Corren el peligro de descuidar su carácter, el cemento que soporta el peso del visitante, y sucumbir a su presencia masiva. Ámsterdam es el ejemplo más reciente de capital europea agobiada por su poder de seducción: los 17 millones de viajeros anuales recibidos ahora sumarán 30 en 2025, y el Ayuntamiento ha dicho basta. Son demasiados para sus poco más de 800.000 habitantes y es preciso actuar.
El partido socialdemócrata, ahora en la oposición, ha llamado a reducir el turismo. Como ocurre en Barcelona, otra ciudad en aparente crisis existencial debido a su gancho vacacional, las medidas apuntan al alquiler privado de pisos como hoteles temporales. Las normas actuales permiten a los vecinos rentarlos durante 60 días al año. Los concejales socialdemócratas proponen que sean solo 30 y vigilar bien los acuerdos ilegales. Otro tanto sucede con los festivales. El año pasado, el consistorio aprobó 160 de las 300 peticiones recibidas. La cifra sigue siendo demasiado abultada, afirman los ediles. No quieren que Ámsterdam aparezca como un centro de excelencia para certámenes diversos. Hace siete años, sin embargo, el propio partido, entonces al frente del Ayuntamiento, la presentaba como el mejor lugar para reunirse.
El examen de conciencia llega cuando los efectos perversos del éxito son visibles. Las heladerías, los puntos de venta de gofres (wafel),la famosa galleta de rejilla, o bien de Nutella, la crema de cacao y almendras, han desplazado a comercios tradicionales. Ámsterdam reúne todo lo que un turista puede desear en un espacio manejable: desde museos hasta canales medievales. Así que el Ayuntamiento, hasta hace bien poco ávido de hacer caja, deberá ser muy creativo con las alternativas que empieza a esbozar.
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