Rossy de Palma y Adriana Ugarte, hermanadas por Almodóvar
'Julieta', la última criatura de Pedro Almodóvar, las enfrenta en la pantalla, pero su relación ha ido más allá de lo normal en dos compañeras de reparto. Lo que el manchego ha unido, que no lo separe nadie
Hacerse amiga íntima de otra actriz a raíz de un rodaje no suele pasar, o al menos es lo que confiesa Adriana Ugarte. Pero ahí está la energía que se ha establecido entre ella y Rossy de Palma para confirmar la excepción. Valga como ejemplo el recibimiento que le hace cuando ésta llega a la sesión de fotos. "Muack, muack, muack", le cubre la cara con sonoros besos de abuela. "Y este de parte de mi chico, que dice que eres lo más". "Entre nosotras se ha establecido una sinergia muy chula. Siempre te llevas, de todas las películas, compañeros. Pero lo de Rossy es una amiga. Mira que yo no soy de gastar palabras por palabras, pero la he empezado a querer y eso a mí no me pasa fácilmente. No soy de las que convierte cada rodaje en un campamento de verano. Y, en el caso de esta complicidad que he tenido con Rossy, ahora de lo que se trata es de mantenerla con el paso del tiempo y cuidarla", desvela la actriz que protagoniza la esperada nueva película de Pedro Almodóvar, Julieta, que se estrena este viernes. Y eso que ella creía que "jolín, es que con la vida que tiene Rossy y con la de carretera que tiene, qué le voy a contar yo que le interese. Si es que ni va a querer hablar conmigo. Y fíjate".
Ya después, la aludida aprovecha la entrevista para deshacerse en halagos sobre su compañera de reparto. Quizá porque la ocasión le pone en bandeja no tener que hablar de sí misma –algo que a estas alturas ya sabemos que todos los actores detestan en mayor o menor medida, más si son las 9:00 de la mañana y estamos en el marco de una intensa promoción– y poder hacerlo sobre otra persona. "Si es que estoy hasta el jigo de esta vida sacrificada de modelo. Todas las mañanas chutin. Menos mal que se acaba ya", recalca la actriz una vez ya metida en faena de ver qué ropa ha escogido la estilista. Ya es casualidad que entre la selección haya modelos de María Escoté, de quien Rossy también se ha traído un par de prendas. Estamos en plena semana de la Mercedes-Benz Madrid Fashion Week, y el día anterior a esta entrevista se celebró el desfile de esta diseñadora. Adriana no la conocía, así que Rossy saca las gafas de ver y la ilustra móvil en mano. Luego, ellas mismas se conjuntarán con sendos atuendos de lunares y, selfie mediante, le harán llegar la imagen a la modista. Alguien del set comenta que echó de menos a Rossy en el desfile de Jean Paul Gaultier durante la recién celebrada pasarela parisina. Y es que, claro, "no se puede ir a todo". Y menos con el resfriado que le ha pegado su hijo pequeño y que no acaba de cuajar. Entre sus próximos compromisos ineludibles se encuentra hacer de la pirata Jenny en la ópera Los tres peniques, de Bertolt Brecht, en el teatro Piccolo de Milán.
Adriana, que en unas horas tomará un avión a esa misma ciudad, lo explica así: "La promo es como la segunda parte de la película de Pedro, que casi es otra película en sí misma, porque las promos de Pedro son súper intensas y ahora, después de la nacional, llega la internacional. Pero yo soy de las que disfruta dando entrevistas y hablando del proyecto en el que acabo de participar. Aparte de que soy muy monógama. Soy de un solo hombre y un solo proyecto. Y, si estoy con una cosa, prefiero no mezclar. En cualquier caso, vale que el trabajo de actriz es cada vez más global y que exige más. Y hay cosas que tienes que hacer sí o sí, pero otras, si no las puedes defender no las hagas. En vez de ir a diez eventos, ve a dos". A ella, la actual monogamia le llegó unida a otro gran cambio, su mudanza al campo. "Justo las dos cosas más intensas de mi vida y llegan a la vez. Eso sí, Julieta llegó en un momento vital en el que estaba muy tranquila. Acababa de rodar Palmeras en la nieve (de Fernando González Molina) y un día sonó el teléfono y me dijeron 'tienes una prueba con uno de los directores más importantes de este país, pero no te podemos decir quién es'. Hombre, yo barajaba dos o tres nombres, y a partir de la primera prueba sí que ya sabía quién era, aunque no le conocí hasta la segunda. Después de la tercera nos reunimos en su casa en Pintor Rosales y, cuando me abrió la puerta, que yo estaba nerviosísima, lo primero que sentí es la mirada tan cálida que tiene. Y eso me tranquilizó mucho. El Pedro que te mira, en silencio, tiene una cosa…". Y ahí lo deja.
Adriana Ugarte: "Soy muy monógama. Soy de un solo hombre y un solo proyecto"
En la vida real, Adriana y Rossy habrán hermanado, pero la ficción se nutre de otra tensión y, en Julieta, sus personajes viven bajo el mismo techo condenados a no entenderse en la típica relación de guardiana de las esencias de una casa (Rossy en el papel, no ya de asistenta, sino de gobernanta) que ve amenazado su territorio por la irrupción de otra hembra (Adriana, en el rol de joven esposa).
"Ay la sargento mía, cómo es de tremenda. Yo la veo como el ama de llaves de Rebeca, de Hitchcock, fíjate", concede Rossy sobre su personaje. El caso es que esta no es la primera vez que le toca meterse en el papel de señora de la limpieza. Hace 23 años fue la salerosa chacha bollera de Kika, película a la que rinde homenaje esta sesión de fotos para TENTACIONES, y en 2015 enarboló sendos plumeros para No molestar (del director francés Patrice Leconte) y la brevísima serie de Telecinco Anclados. "Ahora la fregona es mi instrumento de cabecera", se ríe. Sin embargo, se muestra parca sobre su reciente interpretación. Así que cuando le decimos: "En la peli, tú eres un poco hija de puta", ella contesta: "A ver, lo malo de este personaje es que no puedo avanzar nada porque si no, el efecto sorpresa... Mira, yo ni hubiese enseñado el careto en el teaser. Si yo digo que mi personaje es una hija de puta, pues estoy haciendo un spoiler. Lo que ha dicho Pedro de que es antipática y arisca, pues eso sí lo podemos decir ya". Así que, como comentábamos, a la mínima desvía la atención hacia Adriana. "No es una primera actriz por casualidad. Es muy heavy currando y da mucho gusto observar lo entregadísima que está cuando está en acción. Y cero susceptibilidades, que eso para una actriz es fundamental", se arranca.
Entonces, ¿le darías algún consejo a Adriana?
Rossy: No se me ocurriría darle ningún consejo. Con lo que la admiro.
Adriana: Pues dame, dame, que para mí tú eres la gran dama de la escena.
Rossy: Casi todo lo que he trabajado en la peli ha sido con ella, así que he podido admirar su capacidad de trabajo. Si es que es un soldado. Porque Adriana Ugarte, aparte de ser monísima, porque mira que es mona y más teniendo en cuenta mi caracterización [efectivamente, en Julieta Rossy no solo es una perra vieja, sino que lo parece], no es una persona frágil. Aunque como todas las actrices tiene su material sensible porque, si no, no podríamos trabajar. Pero ella es muy fuerte, muy poderosa.
Adriana: ¿Quieres rollo, Rossy de Palma? Fíjate, si es que no se deja elogiar. Enseguida toma ella la conversación. Qué tía más zorril. Qué astuta.
Rossy: Que no. Que a mí me ha impresionado mucho verla trabajar y eso tendré que decirlo, ¿no? Aparte de que Adriana tiene una humildad que no siempre se encuentra. Aunque en este mundo los chicos siempre son más vanidosos que las chicas. Yo siempre digo que la vanidad es masculina siempre.
Rossy: "Ay la sargento mía, cómo es de tremenda. Yo la veo como el ama de llaves de 'Rebeca', de Hitchcock, fíjate"
Adriana: Sí, además es que, como en este mundo son menos, pues están como más mimaillos.
Rossy: Aparte de que Adriana tiene los pies muy en la tierra. Ella tiene su centro muy potente y, aunque pasen por ahí mariposas o pasen abejorros, ella no se deja desestabilizar. Tiene mucha personalidad.
Adriana: Bueno, lo intento, que para eso estoy en yoga. Que el yoga a mí me está ayudando muchísimo pa' lo del centro.
Rossy: Y la admiración con la que ella miraba a Pedro y esa generosidad dadivosa de "pues mira, me entrego, confío en él y me dejo hacer".
Adriana: Pero es que eso me lo ha enseñado Rossy. Igual sin saberlo ella, pero con las muestras de profesionalidad y cariño que va dejando donde pasa. O sea, si el equipo era de color gris, cuando llegaba Rossy el equipo era blanco.
Rossy: Es que los secundarios tenemos esa facilidad de quitaros mucha tensión a los protagonistas.
Adriana: No, no y no. Que no, Rossy de Palma, no. Rossy es transformadora, tiene una fuerza y una luz... y eso lo tiene. Sin querer, a lo mejor, o sin pretenderlo, y así es como son los grandes maestros.
Rossy: Nos hemos disfrutado mucho, eso es así.
Adriana: Una pena que nuestros personajes no sepan gestionar su relación. Con la de pescados que hubiésemos hecho al horno.
Rossy: Pero es que el drama es el drama.
Adriana: Mira que hay parte de responsabilidad de su personaje en lo que le pasa al mío pero, por lo que se ha trabado entre nosotras, no puedo odiarla. Es un personaje que se comprende. Actúa desde el dolor, pues bueno, es su dolor. Y a mi personaje no le dice nada que no sea verdad.
Antes de preguntarles en qué términos andan ellas ahora con la película, hay que resaltar que ésta se exhibió a la prensa de una manera completamente autoconsciente. Y sorprendente. Antes del visionado, se hizo firmar a los periodistas unas líneas por las que se comprometían a no comentar nada sobre la misma en un plazo de 48 horas. Pero no por miedo a desvelar detalles vía redes sociales, sino para evitar juicios apresurados. "Es que es una película de lenta digestión", nos advirtieron. Así que de lo que se trataba era de llevársela a casa con uno durante el fin de semana a fin de darle la razón a ese "ojo, que no soy fácil" con el que ella misma se presentaba. "Es que esta es una película que te toca. Más si eres madre. Se te queda dentro uno o dos días. Deja estela, como los buenos perfumes", opina Rossy al respecto.
"Yo la he visto dos veces. La primera me quedé muy bloqueada. Recuerdo además que no puede ver a Pedro, así que le llamé para darle las gracias por enseñarnos la película y le dije: 'Me ha encantado pero necesito verla una segunda vez, porque noto que es tan desgarradora y contenida que me ha dejado hecha polvo, y quiero un segundo visionado para reconciliarme un poco con esta sensación'. Y la segunda vez la disfruté una barbaridad. Pero salí tocada. Me metí en el coche y estaba tan atorada que me dije: 'Adri, respira porque te tienes que volver hasta El Escorial". La sesión toca a su fin marcada por la inminencia de su vuelo a Milán. "Dos horitas de vuelo que son dos horitas de siesta", la despide Rossy.
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