Débiles y con miedo
Los líderes políticos no saben qué quieren sus votantes ni cómo reaccionarán ante cada uno de los pactos posibles
Hay dos explicaciones posibles del bloqueo que experimentan las negociaciones para formar Gobierno. La primera y más común tiene que ver con la supuesta falta de capacidad de pacto y diálogo de las fuerzas políticas. Los líderes de ahora, se dice, no saben negociar ni pactar, piensan que ser flexible es ser débil y no entienden que la política es saber ceder para a cambio ganar. Otros achacan esa incapacidad al legado de tanto Gobierno con mayoría absoluta, que habría generado malos hábitos. Y también están aquellos que bucean en la historia, la educación o la lengua para encontrar en los españoles un carácter poco proclive al pacto.
Sin embargo, las explicaciones basadas en la personalidad, la cultura o la genética no parecen tener mucho sentido. La evidencia empírica sobre la capacidad de pacto de los políticos españoles es abrumadora, tanto en la actualidad como en el pasado, inmediato o lejano. Por un lado, las elecciones autonómicas y municipales han dejado un reguero de Gobiernos con geometrías y combinaciones tan variadas como variables. Por otro, los pactos de Aznar y Zapatero con los nacionalistas catalanes y vascos demuestran que esa capacidad de pactar no excluye el ámbito nacional. Y frente a las explicaciones culturales tenemos una transición a la democracia donde todo el mundo pactó todo, incluso con renuncias increíbles: el Rey traicionó a Franco, Suárez al Movimiento, las Cortes franquistas se hicieron el haraquiri, el PCE aceptó la Monarquía y los militares al PCE.
La explicación del bloqueo actual no está por tanto en la cultura. ¿Dónde entonces? En la suma de debilidad e incertidumbre. Cada uno se sabe débil, lo que le podría llevar a pactar, pero no sabe qué quieren sus votantes ni cómo reaccionarán ante cada uno de los pactos posibles. Por tanto, no se trata tanto de que los líderes no sepan pactar, es que no saben lo que quieren sus votantes ni cómo les premiarían o castigarían por hacer o no hacer qué. El bloqueo es más racional de lo que parece y se debe en parte a que los votantes tampoco parecen saber muy bien lo que quieren. ¿O sí? Los políticos no son torpes, es que son débiles y tienen miedo. @jitorreblanca
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