El trayecto de ‘La Bestia’ es el mismo que hacía Fidel
Los cubanos asisten sorprendidos a la “temida” invasión de miles y miles de turistas yanquis
Al ya de por sí colorido parque automovilístico de la capital cubana se ha unido, estos días, un nuevo espécimen. Están los coches norteamericanos clásicos, cuidadas joyas de los años cincuenta que trasladan a los turistas por La Habana más nostálgica. Y abundan también los almendrones, otros clásicos, pero generalmente destartalados y usados por los habaneros de a pie como taxis colectivos, y los Lada que recuerdan el pasado soviético de la isla. Entre ellos surca desde el domingo las calles de la capital cubana La Bestia, la limusina ultrablindada de Barack Obama.
Paradojas de la vida y del proceso de deshielo que ha venido a consolidar Obama a Cuba: parte del trayecto que tiene que hacer el presidente cada día es el mismo que realizaba Fidel Castro cuando, todavía en el poder, se trasladaba entre el Palacio de la Revolución y su casa. Como Fidel, Obama atraviesa la Quinta Avenida —nada que ver con su tocaya neoyorquina— para desplazarse a sus citas habaneras desde el acomodado barrio de Cubanacán, donde duerme con su familia en la residencia de Jeffrey DeLaurentis, el encargado de negocios estadounidense.
No es la única ironía que está provocando la visita de Obama, que ha traído consigo a su servicio secreto y hasta aviones militares, por no hablar de la imborrable imagen del Air Force One aterrizando en el aeropuerto habanero. Unos años antes, esa imagen habría sido prueba segura para los cubanos de la invasión yanqui tantas veces anunciada y temida. “Toda la vida escuchando que los yanquis son malos y ahora, ¿cómo le explico yo a mi hija lo de Obama?”, bromeaba un taxista de La Habana. Hugo Cancio, un influyente empresario cubano asentado en Miami pero con fuertes vínculos en la isla, lo explica así: “Creo que esa invasión de los estadounidenses para la que el pueblo cubano se preparó durante 56 años la está recibiendo en turistas, en esa gran voluntad del pueblo norteamericano de acercarse más al cubano. Y por eso hay que felicitar a los dos presidentes, a Obama y a Raúl Castro, por normalizar las relaciones, y ojalá sigan avanzando”.
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