La resaca del PSOE
La única salida de los socialistas es poner al descubierto la táctica deshonesta de Podemos
El gran Kingsley Amis, en una aguda disquisición sobre la resaca, estado que padecía a menudo, distinguía con gran sutileza entre la resaca física y la resaca metafísica. La resaca física es el sinfín de dolores corporales derivados de los excesos de la noche anterior. La resaca metafísica consiste en la acumulación de culpa y arrepentimiento que el bebedor experimenta al día siguiente de la borrachera. Amis afirmaba que había poco que se pudiera hacer contra la resaca física —salvo volver a emborracharse, so pena de un imposible regreso al infinito—.
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La resaca metafísica, en cambio, puede ser retrasada y se pueden hacer algunas cosas para mitigarla. Amis, por ejemplo, dice que si a la mañana siguiente de la borrachera nos despertamos con una persona con la que no deberíamos estar y somos relativamente conscientes de que eso está mal, es fundamental, para no despertar la furia de la resaca metafísica, con su culpa y su arrepentimiento, no consumar de nuevo —o quién sabe si por primera vez— el acto sexual con esa persona.
El PSOE ha conseguido retrasar un tiempo la resaca metafísica posterior a las elecciones de diciembre. Pero cualquier pacto, ya sea con Ciudadanos, o con Podemos, o con el PP, es para el PSOE como el encuentro sexual que Amis muy sabiamente aconseja evitar. Porque cualquiera de esos pactos hará que, en mayor o menor medida, el arrepentimiento y la culpa afloren, con el añadido de que alguno de esos pactos no suma.
¿Qué puede hacer el PSOE? Puede adoptar la corajosa estrategia de Rajoy y no hacer nada esperando que lleguen nuevas elecciones. Esto probablemente haría que el PSOE se despeñara por el abismo de la pasokización. Soy de los que piensan que también esto último es lo que ocurriría si pactara con el PP. Ni el PP es la democracia cristiana alemana ni el grueso del electorado del PSOE, el real y el potencial, admitiría una gran coalición —ni siquiera, supongo, aunque el hiperactivo Rajoy dejara su lugar a otro miembro de su partido aún más hiperactivo, si es que eso es posible—.
Después de que Podemos haya intentado ridiculizarlo, el PSOE ya no podrá sentirse peor
Pero quizás sí existe una alternativa que mitigue la inevitable resaca metafísica. El PSOE puede intentar convencer, a la vez y en distinta medida, a Ciudadanos y Podemos. Las contradicciones no pueden ser superadas, eso es cierto, pero gobernar no consiste en un examen de lógica, sino, como decía Tony Judt, en mejorar las condiciones de vida del ciudadano común. ¿Puede mejorar las condiciones de vida en algún grado un gobierno del PSOE con apoyos parlamentarios, por acción o por omisión, de Podemos y de Ciudadanos? Y la respuesta es obviamente “sí”. ¿Es importante que la acción de un gobierno sea armónica y coherente? Y la respuesta es obviamente “sí”… siempre y cuando se tenga mayoría absoluta. Si los números no dan para esa mayoría absoluta entonces resulta absurdo penalizar todas y cada una de las contradicciones, dado que la contradicción viene implícita en el acuerdo. Y esto vale para el PSOE pero también para Podemos y Ciudadanos.
Ahora bien, hay buenas razones para pensar que Podemos no quiere un pacto que, además de Podemos y PSOE, implique a Ciudadanos. Pero no por Ciudadanos en sí mismo, sino porque resulta razonable prever que un pacto de esas características colocaría al PSOE de nuevo en la rampa de despegue de la izquierda. Y lo que parece buscar Podemos es la pasokización del PSOE. Así que Podemos vetará probablemente cualquier pacto de este tipo. Y en virtud de ese objetivo, también (auto)boicoteará, mediante propuestas inasumibles para su interlocutor, cualquier pacto con el PSOE que incluya las fuerzas minoritarias. Así que la resaca metafísica del PSOE podría incluir también el ridículo. La única salida para el PSOE sería entonces poner al descubierto la táctica deshonesta de Podemos —no por pretender el sorpasso, perfectamente legítimo, sino por hacer creer que está negociando genuinamente— con la esperanza de que por primera vez en meses, o en años, el viento no sople en su contra.
Si como dice Kingsley Amis toda gestión de la resaca metafísica se basa en el principio según el cual hay que empezar a sentirse fatal antes de empezar a sentirse mejor, entonces el PSOE, después de que Podemos haya intentado ridiculizarlo, ya no podrá sentirse peor. No es nada alentador para el PSOE, pero esto es lo que hay y de esto van las resacas.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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