En defensa de las mujeres
Ejemplar actitud del conductor de un autobús madrileño
En una actitud que cabe calificar de ejemplar, el conductor de un autobús madrileño de la línea 29 impidió que el acoso que estaban sufriendo dos chicas en el interior del vehículo fuera a más; pero su intervención concitó la ira de los atacantes y acabó siendo agredido él mismo. El incidente se produjo a las siete de la mañana del sábado, cuando cinco jóvenes subieron al autobús y comenzaron a hostigar a las dos pasajeras que viajaban en su interior.
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La violencia que cada año acaba con la vida de decenas de mujeres se ejerce en la mayoría de los casos en la intimidad del hogar, y por eso resulta tan difícil detectarla o combatirla si no media denuncia. Pero esta violencia suele expresarse también en forma de comportamientos y actitudes de intimidación destinadas a denigrar y atemorizar a las mujeres. Estas actitudes, que a veces se dirigen contra desconocidas, revelan el arraigo que tienen aún ciertos estereotipos de dominación masculina. Las encuestas de víctimas indican que estas agresiones son más frecuentes de lo que parece.
La tolerancia hacia los comportamientos machistas alimenta una concepción de la relación entre hombres y mujeres basada en la desigualdad; favorece la prepotencia en los agresores y, lo que es peor, incuba en ellos una sensación de impunidad que a menudo les lleva a escalar la espiral de violencia. Por eso es tan importante que las personas que presencien o sean conocedoras de algún caso de agresión —de cualquier tipo— actúen con determinación, como ha hecho el conductor del autobús, y lo denuncien. En caso de violencia contra las mujeres, basta con una llamada al 016, gratuita y que no deja rastro en la factura de teléfono. La intervención de un testigo y el hecho de que la escena fuera grabada por cámaras de seguridad —en casos como este se demuestra la utilidad de este sistema de vigilancia — han permitido identificar y detener rápidamente a tres de los cinco agresores.
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