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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Reivindicaciones feministas cotidianas: los baños públicos

Por Sara Ortiz Escalante (*)

Mujeres y niñas hacen cola en un lavabo público de Medellín. Fotografía de Col.lectiu Punt 6.

A menudo cuando se cuestiona el porqué es necesaria una perspectiva feminista en el urbanismo hace falta remitir a ejemplos cotidianos, del día a día, que son indicadores de que las ciudades continúan discriminando a las mujeres. Y uno de estos ejemplos que deja claro la necesidad de una perspectiva feminista es el acceso a un baño público.

“Si quieres saber la posición de las mujeres en un sociedad en particular, mira la cola que se forma en los baños”

Esto es lo que afirma Clara Greed, una urbanista feminista inglesa cuya pasión ha sido estudiar cómo el acceso a los baños es uno de los ejemplos más evidentes de discriminación contra las mujeres y un ejemplo de que las ciudades siguen respondiendo a modelos patriarcales y capitalistas.

A pesar de ser un elemento de discriminación sexual cotidiana, en nuestro día a día es un tema del que se bromea, y que aún se toma poco en serio. Es importante visibilizar los argumentos para que este tema deje de quedarse en una broma, y para que el derecho de las mujeres a atender sus necesidades pase a ser un tema central del urbanismo, si es que queremos vivir en ciudades más igualitarias.

A nivel fisiológico, las mujeres hacen un uso más elevado de los baños que los hombres. Por un lado, su sistema endocrino es diferente y muchas mujeres necesitan orinar más a menudo que los hombres. A su vez tienen más necesidades al largo de la vida por todo lo relacionado con nuestra función reproductiva. Hacen un uso intensivo del baño durante los días de la menstruación, pero también tienen más problemas de retención de orina debido a consecuencias derivadas del parto. Por no hablar de que las mujeres sufren cistitis más a menudo que los hombres, lo que conlleva a tener que utilizar aún más el baño. En resumen, las necesidades son variadas, íntimas, pero cotidianas y las mujeres se enfrentan a ellas diariamente. Sin embargo, 2.000 de los 7.000 millones de personas de la población mundial no tiene acceso a un baño adecuado, y esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Por eso Clara Greed afirma: “We need to care about shit” ("la mierda nos debe importar").

En el Reino Unido los baños públicos de hombres duplican los de mujeres. Y esto es similar en otros contextos. En España, si miramos los equipamientos municipales, por ejemplo, podemos ver cómo este patrón se reproduce. Las dependencias policiales de la mayoría de ayuntamientos tienen más espacio dedicado al vestuario y baños de hombres, y se justifica porque el cuerpo policial es mayoritariamente masculino. En cambio, si miramos los baños de las dependencias de servicios sociales, donde trabajadoras y usuarias son mayoritariamente mujeres, se dedica los mismos metros cuadrados a los baños de mujeres que a los de los hombres.

Si a estas necesidades se les suma los roles de género, las necesidades de acceso a un baño se multiplican. Las mujeres continúan a cargo mayoritariamente de las responsabilidades domésticas y de cuidado. El poder cambiar el pañal a una criatura en un baño público cuando sales de casa también es una forma de discriminación que limita el derecho a la ciudad, porque la ubicación de los cambiadores aún es bastante arbitraria. Además cuando los hay se encuentran mayoritariamente en los baños de mujeres y no en los de los hombres, lo que ayuda a perpetuar los roles de género en el cuidado.

Mujeres y niñas hacen cola en un lavabo público de Medellín. Fotografía de Col.lectiu Punt 6.
La señal de un baño de Viena muestra la existencia de cambiadores de bebés tanto en lavabo de mujeres como de hombres. Imagen tomada por Col.lectiu Punt 6.

¿Quién diseña los baños? Aquí es tan importante el rol que juegan las personas que lo diseñan como quién se encarga de la fontanería, dos ámbitos históricamente masculinizados. En este sentido, se puede afirmar que el diseño y la construcción de los baños continúa haciéndose desde una visión androcéntrica, ignorando una visión de y para las mujeres, a pesar de que los problemas de uso mayoritariamente son femeninos.

A parte de cómo están diseñados los baños públicos, el problema central continúa siendo de acceso, ya que su acceso se ha mercantilizado en la mayoría de países. En el contexto español, es muy habitual entrar en un bar o restaurante y encontrarse con el letrero de que los baños son para uso exclusivo de la clientela. Y por lo tanto, se acaba consumiendo algo para poder utilizar el baño. En el caso de las ciudades que instalan baños en el espacio público, muchas veces también son de pago. El acceso a un baño público no debería ser tan complicado; a veces, simplemente señalizando de manera más visible los equipamientos públicos que disponen de baños públicos, ayudaría a cumplir con estas necesidades cotidianas.

En otros contextos, el problema es mayor, ya que no se disponen de sanitarios en la casa y se tienen que utilizar baños en el espacio público o bien un descampado para poder hacer tus necesidades. Por ejemplo, en la India, en ciudades como New Delhi, Mumbai o Hyderabad, mujeres y niñas se enfrentan diariamente a humillación, acoso y violencia sexual por tener que hacer sus necesidades al aire libre, ya que muchas viviendas no disponen de baños. Cuando existen baños en el espacio público, éstos se tienen que pagar. Además, muchas veces son más caros los baños de mujeres que los de hombres, a pesar de que el mantenimiento está en peores condiciones.

Recomendamos el documental Q2P, que se centra en esta problemática en ciudades de la India:

El tema de los baños públicos da para mucho, y debe ser central en las agendas urbanas. ¿Cómo? Visibilizándolo y poniendo manos en el asunto. Y para ello es esencial centrarse en las experiencias cotidianas de las mujeres que viven el problema día a día, aprender de ellas, saber sus necesidades, incluirlas en el diseño de los espacios, para poder construir ciudades más igualitarias y que realmente respondan a las necesidades de todas y todos.

* Sara Ortiz Escalante es feminista, socióloga y urbanista. Combina el trabajo práctico de base con la investigación participativa. Es integrante de Col·lectiu Punt 6, una cooperativa de mujeres arquitectas y urbanistas cuyo trabajo se centra en fomentar la igualdad de género interseccional, la sostenibilidad, la participación comunitaria y la economía solidaria en el urbanismo.

Comentarios

También existen en la región sudamericana ciudades que privilegian a las mujeres. Precisamente grandes tiendas han logrado desde hace décadas poner a disposición del público los mas hermosos sanitarios de la ciudad y este detalle ha sido el gran detonante de su éxito. Es tal la pulcritud de sus instalaciones, que ninguna fémina se niega a usarles. Mas os digo: es como un paseo obligado cuando se va de compras.
También existen en la región sudamericana ciudades que privilegian a las mujeres. Precisamente grandes tiendas han logrado desde hace décadas poner a disposición del público los mas hermosos sanitarios de la ciudad y este detalle ha sido el gran detonante de su éxito. Es tal la pulcritud de sus instalaciones, que ninguna fémina se niega a usarles. Mas os digo: es como un paseo obligado cuando se va de compras.

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