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Tribuna
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Premio Nobel de Facebook

El escritor sale remozado con los rifirrafes. Crea con más exigencia e intenta ser mejor

¡Qué maravilla para el escritor! ¡Gozar de tales acicates! Los poetas, ¿nunca ganarán el Premio Nobel de Facebook?

Las autoridades introducen cambios, diseñan políticas diferentes, rescinden contratos y remodelan acciones. Los verdugos de la Inquisición exigían que se acrecentaran los principios.

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Excepcionalmente, estas autoridades despiden a raja tabla, vetan con censuras, y en otras épocas incluso encerraban en Carabanchel. Las hienas, a fuerza de comer a sus mamás, se vuelven huérfanas.

En realidad el escritor sale remozado por estas pruebas y rifirrafes, y en semejante trance crea con más exigencia consigo mismo. Intenta llegar más alto, ser más vibrante y mejor. En tiempos del poeta Panero hasta el otoño estaba en primavera.

En la excelente revista venezolana Exceso escribíamos mensualmente Bernard-Henri Lévy, Ben Ami Fihman y yo. En agosto de 2008 los tres fuimos cesados fulminantemente. Poco después, Ben Ami Fihman llegó a ser redactor del parisiense Medias, de Reporters sans Frontières. A los gatos no les gusta que se les mire con semejante tono.

Hace 60 años, Jean-Paul Sartre, en el último minuto, prohibió las 63 páginas de su panegírico arrabalaico. Vedó sus propios ditirambos escritos en torno a mi teatro. El incidente lo cuenta Goytisolo en Reinos de Taifa con gran talento. Y coraje.

¿Hubiera escrito mi Carta al General Franco (en vida del dictador), La piedra de la locura, Picasso versus Dalí o Pingüinas sin tales estimulantes? Lo primero, amar disparatadamente y, como consecuencia, inventar ideas desmesuradas.

El 19 de junio de 1983 en el bosque de Vincennes, durante la Fiesta de la Paz, los militantes comunistas intentaron lincharnos a Topor y a mí. Nuestro delito fue el de levantar una sábana escrita para condenar (como los cientos de miles que nos rodeaban) los misiles del Oeste... pero también ¿crimen inexpiable? “Los del Este”. Desde Libération hasta el Herald Tribune, los artículos sobre el atropello fueron titulados: “Los pacíficos Arrabal y Topor, a punto de ser linchados por matones comunistas”. Los ángeles y los diablos ¿tienen la misma esencia que las proposiciones matemáticas?

Cuando en 1979 volví de la Camboya del terror y conté con Joan Baez que un millón de personas habían sido ejecutadas por las autoridades, fui acusado de nuevo de “anarquista furibundo” y de “fabulador pánico”. En realidad la tiranía de Pol Pot, luego se supo con datos más precisos, había asesinado a la tercera parte de la población. Al jefe de Cultura le gustaba tanto un tazón de agua caliente que para cada comida guardaba una docena en su congelador.

Me denigraron cuando ataqué al apartheid en África del Sur. Y sobre todo cuando intenté canjearme contra el prisionero Mandela

También me denigraron cuando ataqué al apartheid en África del Sur. Y sobre todo cuando intenté canjearme contra el prisionero Mandela. Hubo calumniadores que tenían cucarachas domésticas.

Madrastra historia, ¡ay!, suministra tantas ocasiones de aportar una onza de gozosa clarividencia. Hasta las tongas dan cachetes al demonio de las alcantarillas.

Con el estímulo de estas remodelaciones radicales he terminado y adornado mi última tragicomedia. Y dado aliento a mi última novela. El 12 de abril los dos libros serán editados aquí y allá en el mundo por algunos de los mejores editores. Y en España la novela será publicada por Reino de Cordelia, y la tragicomedia por los Libros del Innombrable.

¿Hubiera escrito Mi idolatrada felatriz o mis últimos libros sin estos estimulantes? En realidad las vacas beben su propia leche en cuanto el cowboy se come sus uñas.

Sin comparar lo incomparable cuando las autoridades intentan “troncar designios” suelo pensar en mi padre. El día 17 de julio de 1936 fue encerrado, solo, por sus solícitos compañeros, en el cuarto de banderas de un cuartel de Melilla; para que se lo pensara, pues “sería condenado a muerte por rebelión militar si no se adhería al alzamiento nacional”. Una hora después el teniente Fernando Arrabal llamó a sus excompañeros ¡ya! para decirles que no necesitaba reflexionar más. Gracias a ello hoy…

...camufladas de humor mis nostalgias pueden enfrentarse a todo.

Fernando Arrabal es escritor.

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