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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

'Think tanks' contra la pobreza

Gonzalo Fanjul

Brookings Institute lidera el ranking de think tanksinternacionales en desarrollo.

En enero de 2010 un devastador terremoto arrasó la capital de Haití y sus alrededores, dejando 150.000 muertos y una carga económica generacional. Entre las muchas medidas de apoyo que se pusieron en marcha, el Center for Global Development de Washington propuso una nada habitual: incluir a Haití en la lista de países elegibles para las visas temporales de trabajo en EEUU. De acuerdo con los cálculos de su impulsor, Michael Clemens, tan solo 2.000 emigrantes temporales anuales podrían generar para la isla en una década el equivalente a 400 millones de dólares, o todo el programa de reconstrucción puesto en marcha por la agencia estadounidense de desarrollo USAID.

Dos años de investigaciones e intensa actividad política de este think tankespecializado en el desarrollo internacional dieron sus resultados, y en enero de 2012 EEUU incluyó en su programa de inmigración a la nación más pobre del hemisferio occidental, abriendo la puerta a posibilidades sin precedentes para miles de familias haitianas.

Los think tanks -o centros de pensamiento- son criaturas de ecosistemas políticos anglosajones, con un arraigo desigual en otros países. Pero donde adquieren cierta relevancia, su influencia es indudable: vinculan el conocimiento académico con la práctica política, actúan como 'laboratorios' de nuevas ideas, ofrecen espacios de debate y ejercen control sobre las instituciones públicas y privadas. Su naturaleza diversa les ofrece plataformas de influencia en partidos, gobiernos, empresas y sociedad civil. De hecho -y aunque no faltan las instituciones que anteponen la ideología a la observación objetiva de los hechos- su estilo permite una conversación más sosegada de lo habitual y un espacio de encuentro improbable para observadores y decisores políticos.

El ámbito del desarrollo no es una excepción de este fenómeno. Desde la reforma del modelo migratorio a la promoción de nuevas herramientas de financiación internacional, pasando por la corrupción, el cambio climático o la fiscalidad internacional, el número de asuntos en los que los centros de investigación política están haciendo aportaciones fundamentales resulta inagotable. Este blog les ha hablado a menudo de instituciones como el Center for Global Development, el Overseas Development Institute, Chatham House o IFPRI, cuyos programas de investigaciones y comunicación les recomendamos. Los papeles más técnicos se combinan con nuevas herramientas como infografías, podcasts, blogs y vídeos cortosque permiten digerir los argumentos principales en un tiempo razonable.

La mayor parte de estas instituciones aparecen mencionadas en el ranking que elabora cada año la Universidad de Pensilvania a través de su Think Tanks & Civil Societies Program, publicado esta semana y en el que pueden encontrar una relación detallada por regiones, temas o consecuciones más destacadas por sus colaboraciones o influencia en algún ámbito particular.

España, ay, permanece muy rezagada en este campo, como en cualquier otro relacionado con un debate político mínimamente sofisticado. En número de think tanks estamos por debajo de Bolivia e Irán, tres veces menos que Francia y Alemania y cinco veces menos que el Reino Unido.Pero eso no quiere decir que estemos solos: tres think tanks españoles (CIDOB, Real Instituto Elcano y FAES) aparecen entre los 100 más influyentes del mundo y dos (FRIDE y FAES) entre los más relevantes en el campo del desarrollo. Por primera vez, ISGlobal hemos entrado en la lista de los centros de pensamiento más destacadosen el ámbito de la salud global, nada menos que en el puesto 15.

Qué pinta FAES –una institución relevante en otros campos- en la lista de think tanks importantes en el campo del desarrollo es un misterio mariano (bueno… Mariano no). Pero todos los demás mantienen a pesar de la crisis una agenda que merece ser seguida. El Real Instituto Elcano, por ejemplo, ha realizado durante estos años tan desasosegantes –y desde una difícil posición semi-institucional- un trabajo imprescindible para recordar la importancia de la cooperación y el desarrollo en una política exterior inteligente. CIDOB y la Fundación Alternativas han navegado la marejada financiera y política manteniendo programas de trabajo modestos, pero constantes y de calidad, en los ámbitos del desarrollo y las migraciones. FRIDE, sin embargo, tuvo que poner fin a sus actividades como think tank al final del pasado año, poniendo fin a un esfuerzo de casi 20 años por sofisticar la política exterior española y entender mejor el mundo que nos rodea. Su desaparición es una muy mal noticia.

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