Lo que los datos dicen sobre los refugiados
Países de acogida de los refugiados: los ricos son los puntos negros.
Hace unos días me descargué la base de datos de afectados por el desplazamiento forzoso que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pone a disposición del público. Se trata de un archivo de más de 160.000 entradas que recorre la evolución de este concepto desde 1951, dividiendo la información por tipo de población afectada (refugiados, desplazados internos, retornados, etc.), país de origen y país o territorio de asilo/residencia. A pesar de sus limitaciones (por ejemplo: la cifra total para 2014, el último año disponible, recoge un número total de afectados de unos 55 millones, por debajo de los 59,5 millones estimados por esta misma organización para ese año en su Informe de Tendencias Globales), esta información es un verdadero tesoro que ayuda a poner en contexto la crisis de refugiados a la que hace frente el mundo en este momento. En concreto, permite poner sordina a la histeria que lastra la respuesta europea y que, al parecer, justifica cualquier canallada que se les pase por la cabeza a nuestros civilizados gobiernos.
No he empezado más que a limpiar y a jugar con los datos, pero, siempre atento a su misión ejemplarizante, este blog les adelanta un par de gráficos que ofrecen perspectivas contra-intuitivas sobre este reto global.
El primero de ellos describe de forma contundente el modo en que las cifras totales de afectados han ido incrementándose de manera exponencial en las dos últimas décadas. Mientras la población mundial crecía cerca del 60% entre 1990 y 2014, el número de desplazados forzosos lo hacía en más de un 200%. Los refugiados en terceros países son una parte importante de este fenómeno, pero el dato más relevante es que este crecimiento se deriva en buena medida de los desplazamientos dentro de los propios países afectados. Si a lo largo de los noventa Colombia y los Balcanes concentraban los números más altos, en los últimos años las cifras se han disparado en Siria, Irak, la RD del Congo o Sudán (Sur y Norte).
El segundo gráfico es una ilustrativa historia del empobrecimiento moral de los países ricos en este asunto. La imagen que les presento por defecto muestra una idea que todos conocemos: frente a la angustia de los pobres daneses, amenazados por hordas de refugiados gorrones dispuestos a enfermar y educarse a la primera de cambio, en este momento son los países más pobres quienes cargan con la mayor responsabilidad en la crisis global de refugiados (de hecho la comparación con respecto a las capacidades de acogida de cada uno es obscena, como recordábamos en una entrada anterior). Lo interesante es que no siempre fue así. De hecho, si se molestan en pinchar sobre los años 1951 y 1960, por ejemplo, verán una historia muy diferente. Incluso a finales de los 80 los países desarrollados dieron una lección con su respuesta (tardía) a la crisis de los 'boat-people' vietnamitas, como contaba Kevin Watkins en este espacio hace unos meses.
Son solo dos pequeños gráficos, pero ambos contienen lecciones poderosas. Me pregunto qué impide a nuestros gobernantes descargarse también esta base de datos, jugar un poco con ella y colgar los resultados en la mesilla de noche.
[Los gráficos se han realizado con Tableau Public. Pueden descargarse libremente desde el enlace que aparece al pie de cada uno de ellos, incluyendo la base de datos que los respalda.]
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