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Al cuco suizo le llega ahora la crisis europea

La industria relojera helvética asiste con preocupación a los primeros despidos

No son tiempos felices para la industria helvética. La fortaleza del franco suizo, sumada a la crisis internacional, convierte 2015 en un año difícil para la rica nación alpina. Los principales medios titulan a cinco columnas hablando de “oleadas de despidos”. Si a ello sumamos la crisis de la industria hotelera, se entiende que el país de Heidi no esté para fiestas. Aunque, para entendernos, una crisis à la suisse sería un sueño dorado para otros países.

La semana pasada la prensa hablaba de 1.000 empleos perdidos desde octubre, en lo que ya califican de “otoño negro”, y que hubo más de 2.500 despidos desde el fin de la paridad euro-franco, decretada en enero pasado. Las previsiones hablan de un 3.7 % de paro, lo que puede sonar idílico… pero que aquí hace sonar las alarmas y sienta a negociar a patronal y sindicatos.

A ello se suman los primeros despidos en la industria relojera. Con 21.000 millones de francos de volumen de exportaciones anual (datos de la federación nacional) esta industria no es solo altamente simbólica, sino esencial a la economía. Pero marcas de prestigio comienzan a reducir efectivos, primero entre los administrativos, pero también entre los otrora intocables técnicos y especialistas.

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“La industria se había acostumbrado a un crecimiento continuado del orden de un 15% anual… y ahora se encuentran con un 2 %, y no están preparados”, explica el director de producción de una lujosa marca de relojes, quien no quiere dar su nombre en un sector que valora en mucho el secretismo. Según explica este ingeniero, “el bajón de la demanda internacional no ha empezado ayer, y los mercados de Rusia, Medio Oriente y Asia están en declive, marcado por la lucha anti corrupción en China”.

Aunque el directivo considera que: “los relojes inteligentes a 1.500 euros no son competencia para el lujo. Pero si bien los relojes a precios entre 20.000 y 50.000 francos se siguen vendiendo bien, tenemos problemas para colocar las piezas entre 200.000 y 500.000 francos suizos”. Problemas que ya querrían para sí otros negocios en otras latitudes.

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