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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más presión sobre la UE

Los atentados de París complican las soluciones a la crisis de los refugiados

Un grupo de refugiados, junto la frontera entre Grecia y Macedonia, este fin de semana.
Un grupo de refugiados, junto la frontera entre Grecia y Macedonia, este fin de semana.Boris Grdanoski (AP)

Tal como había advertido la canciller alemana, Angela Merkel, la falta de acuerdo para aplicar una política común de asilo y un sistema permanente de reparto de refugiados ha acabado afectando al espacio Schengeny a la libre circulación de personas. Antes incluso de la conmoción causada por los atentados de París y las informaciones sobre la posible infiltración de yihadistas entre los refugiados, Suecia se sumó al cierre de fronteras que habían decretado Alemania y Austria, y Eslovenia, tras una primera reacción de brazos abiertos a los que huyen de la guerra, ha decidido levantar una valla en su frontera con Croacia. Otros países, como Dinamarca, Noruega o Finlandia, han endurecido también las condiciones de asilo.

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Ahora, la matanza complica todo de manera extraordinaria. El hallazgo de un pasaporte sirio cerca del cuerpo de uno de los terroristas suicidas de París alimenta los temores, expresados desde hace semanas, de que haya terroristas que aprovechen la crisis de los refugiados para entrar en la UE. Los ministros europeos de Interior abordarán este problema el próximo viernes, pero ya hay voces que anticipan el nuevo frenazo, como la del primer ministro de Eslovaquia: “Espero que la gente abra los ojos ahora”. El responsable para Europa del nuevo Gobierno de Polonia ha advertido de que, a la luz de lo ocurrido en Francia, “no hay posibilidades políticas” de aplicar los acuerdos de ubicación de refugiados. Dirigentes de Bulgaria y otros países del Este se han expresado en términos similares.

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El fracaso en la gestión de esta crisis, unido al cuestionamiento de los acuerdos alcanzados, se está traduciendo, como se temía, en un nuevo debilitamiento de la Unión Europea. Sin una respuesta conjunta a la emergencia y con las imágenes de París en la retina, incluso los países más abiertos al derecho de asilo, como Suecia y Alemania, están retrocediendo. El Gobierno socialdemócrata sueco ha advertido de que no puede seguir asumiendo más asilados. Suecia es el país que mayor número de refugiados acoge en relación a su población, y Alemania asume el mayor contingente en números absolutos. Berlín necesita apoyo urgente. La cohesión de Europa depende de que Merkel —con tensiones políticas internas derivadas de la crisis de los refugiados— pueda mantener su visión del problema y ejercer el liderazgo en un momento crucial.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cree que va a poder mantener el enfoque sobre el reparto de refugiados y dijo ayer, muy razonablemente, que los líderes no deben ceder “ante reacciones primarias”. Pero antes de París la situación ya era lamentable: casi dos meses después de haber acordado el reparto de 160.000 refugiados entre los diferentes países de la UE, apenas 147 han sido recolocados. La Comisión tiene dificultades para reunir los 3.000 millones de euros comprometidos con Turquía para ayudarla a atender a 2,2 millones de sirios en su territorio y evitar así que intenten entrar en Europa. La cumbre de Malta de la pasada semana fue otra ocasión fallida para encarrilar una crisis que evoluciona hacia el peor escenario posible: el del sálvese quien pueda.

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