Ni lo uno ni lo otro
Ocho años después de lo que se conoció como “la crisis de los pepinos españoles” una sentencia judicial demuestra que el producto español cumplía todas las garantías sanitarias que las autoridades competentes en la materia exigen. Parecía por aquel entonces que “los malditos agricultores españoles” querían incumplir las estrictas normas que la Comisión Europea exigía para proteger la salud de sus ciudadanos, consumidores del pepino español, andaluz para más señas. Y mientras, avispados o defraudadores responsables de la prestigiosa marca de coches nos hacían la vida mucho menos sana a los crédulos compradores del mejor y más fiable de los coches de los últimos 50 años. Así se escribe la historia. Ni los agricultores andaluces eran unos trápalas, ni los magníficos fabricantes alemanes eran insuperables.— Francisco Bóveda Guerrero.
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