_
_
_
_
Fieras divinas
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Que ni pintado

¿Dónde están los límites entre ilusión y deshonestidad? Gracias a las redes sociales y al activismo online visualizamos el antes y el después de Photoshop

Horst P. Horst. Vestuario de Dalí para el ballet Bacchanale, de Léonide Massine, 1939
Horst P. Horst. Vestuario de Dalí para el ballet Bacchanale, de Léonide Massine, 1939 Cortesía de The Horst Estate

En tiempos pre Photoshop, si a una modelo le salía un granito antes de una sesión debía avisar a su agencia por si el fotógrafo quería cancelarla y ahorrarse el costoso especialista en retoques. Aunque la maestría profesional se sigue demostrando en el dominio de la luz, hoy es rutina modificar la imagen, pues la fotografía de moda y lujo siempre ha aspirado a “una belleza superior a la que vemos en el mundo real”, como se asevera en el catálogo de Vogue. Like a painting, interesante exposición en el Museo Thyssen [que finalizó el pasado lunes]. Se idealiza para representar el efecto emocional que, supuestamente, engendra el objeto en venta, para “tocar el corazón sin perder la magia de la moda”.

La actriz Inma Cuesta ha denunciado retoques que la asemejan al canon fashion (delgadez extrema, juventud, piel blanca), Kate Winslet delató su adelgazamiento digital en la revista masculina GQ, Keira Knightley reveló un sorprendente aumento de pecho en un póster promocional y Cate Blanchett contestó a su propio retrato idealizado en Vogue con un primer plano sin Photoshop para Intelligent Life. ¿Por qué a las actrices, comunicadoras, ensayistas u otras profesionales se nos quiere asimilar a un modelo tan restrictivo? Reclamar respeto por nuestra imagen exige análisis, poder de denuncia y reparto de responsabilidades: agencias de comunicación, fotógrafos y medios quieren seducir a un público cuya mirada ya está formada (o deformada) por una extendida idealización. También se retocan cuerpos y rostros de modelos, actores y deportistas, como Andy Roddick.

Según el fotógrafo Nick Knight, no hay pureza ni verdad en la fotografía, pues no trata de la realidad, sino que intenta mostrar lo que no vemos mediante una visión subjetiva. Sueño: una ilusión, una sombra, una ficción… pero, ¿dónde están los límites entre ilusión y deshonestidad? Gracias a las redes sociales y al activismo online visualizamos el antes y el después de Photoshop. La propia denuncia se adopta como estrategia de marketing por marcas que hacen de lo real su estandarte. Dado que un retrato es una representación visual, nunca será natural. El arte es hacer brillar sin traicionar a la persona, mediante iluminación, pose, encuadre, maquillaje, peluquería, estilismo; profundizando, sin adulterar. Suecia, Reino Unido e Israel combaten la manipulación digital por publicidad engañosa mediante leyes, alertas y acciones educativas. Necesitamos alfabetización visual para reeducar miradas, promover nuevos modos de ver y otros valores, en especial entre la juventud. A ver, si pinta diferente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_