Los partidos no soberanistas fían todo al voto masivo
Los partidos afrontan con preocupación de lo que sentencien mañana las urnas
Los líderes de los partidos no soberanistas cerraron ayer la campaña catalana con apelaciones al voto masivo, con la preocupación de lo que sentencien mañana las urnas en Cataluña y con la mirada en las elecciones generales de diciembre. Todo está relacionado. Rajoy se parapetó tras Nicolás Sarkozy y los símbolos de la “España unida” y Pedro Sánchez tras su tercera vía y la reforma federal. Ciudadanos mide su creciente pujanza y Podemos juega con su indefinición.
El PP, en su último acto, limitó los mensajes al máximo: es necesario un voto masivo para que nadie hable por los demás, el dúo simbólico Nicolás Sarkozy-Alberto Fernández, y la unidad de España por bandera. Y el próximo lunes el presidente del Gobierno empezará a pensar ya solo con el traje de candidato cómo gestiona la nueva etapa llega de incógnitas que se abre hasta las generales.
El PSOE y el PSC se muestran satisfechos por el desarrollo de la campaña y consideran que el resultado será más favorable al que les otorgan algunas encuestas. Ambos partidos han exhibido estos días una sintonía inédita y creen que han podido explicar su mensaje promesa de la reforma federal de la Constitución y contra el inmovilismo de Mariano Rajoy. Los socialistas fían esa solución al triunfo, el próximo diciembre, de Pedro Sánchez, donde se juega su liderazgo.
Ciudadanos aspira a ser la segunda fuerza y a sumar más del doble de los escaños que consiguió en 2012 (21 ó 22 frente a los 9 de entonces). “Esta es la única alternativa a los que nos quieren separar. Frente a los que quieren sacarnos de España y la UE, hay un proyecto y un programa. El 27-S empieza una etapa política para todos los catalanes, piensen lo que piensen”, dijo ayer Inés Arrimadas, la candidata de la formación emergente, insistiendo en los argumentos de Albert Rivera. El resultado electoral permitirá ver si Ciudadanos encabeza la alternativa constitucionalista y el empuje de Rivera de cara a la política nacional.
Podemos y sus dirigentes Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han capitalizado la campaña de la candidatura Catalunya Sí que es Pot, en la que conviven con Iniciativa y Esquerra Unida, tratando de oponerse a la polarización entre el sí y el no y desplazar el debate hacia los derechos sociales. A mitad de campaña cambiaron de estrategia al constatar que no podían sortear el pulso soberanista. Empezaron entonces los equilibrios complicados pensando en las repercursiones estatales. Si su compromiso nítido con un referéndum vinculante puede resultar polémico en Madrid, su oposición a que la Generalitat inicie un proceso unilateral de independencia no ha calado lo suficiente.
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