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CLAVES
Columna
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Adiós, Cataluña

Acabe como acabe esta historia, ya sabemos que en un solar común como es la península ibérica van a pasar muchos años para que se viva un clima de concordia generalizado

Jorge M. Reverte

Algo más de cien años nos duró la despedida de Joan Maragall. Un poema corto y muy injusto, que acusaba a España de la política errónea de sus Gobiernos que obedecían los dictados de las compañías catalanas con intereses en el norte de África o en las fábricas textiles de Sabadell.

Y también muy justo, porque los Gobiernos españoles de la época estuvieron sordos a las reivindicaciones serias que venían de Cataluña. Lo cierto es que nunca hasta ahora se ha tomado muy en serio lo que en Cataluña pasaba.

Acabe como acabe esta historia, que nunca va a ser bien del todo como si esto fuera una película de Hollywood en la que millones de personas se abrazaran en una gran pradera, ya sabemos que en un solar común como es la península Ibérica van a pasar muchos años para que se viva un clima de concordia generalizado. Sea cual sea la salida política que se le dé al asunto (la idea de que no sea política se la dejamos a los orates, y los tendremos bajo vigilancia) hay que buscar que dé resultados tempranos. Tenemos una experiencia como la de Portugal. Hemos tardado demasiados años en que hubiera una relación razonable entre las gentes de los dos lados de la frontera. Pero si España hubiera ganado la guerra de la independencia con Portugal, la gente también se habría tratado con mucha distancia. Ahora tenemos dos países que se miran con un cierto cariño, pero no parecen ser vecinos.

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Yo creo que gane quien gane las votaciones que faltan, Cataluña ya está rota en dos comunidades casi igual de numerosas, y España ya está rota, dividida también en dos comunidades que van a tardar mucho tiempo en quererse como hermanos.

A esa tarea hay que empeñarse ya. Porque no es administrativa la solución. Y hay vencedores y vencidos. Y sobre todo, hay legitimidades que no han desaparecido al acabar de contarse los votos. Legitimidades y sensibilidades. La opción derrotada solo lo es temporalmente. Tenemos conflicto en Cataluña para mucho tiempo. Aquí sí vale lo que se decía haciendo un mal uso del castellano en Euskadi: “El conflicto vasco”.

En Cataluña sí tenemos un conflicto. Que no se ha acabado. Que va para largo. Adiós, Cataluña. Adiós, España. Hola, Cataluña. Hola, España.

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