Lo clásico destaca en Nueva York
Calvin Klein, DKNY y Ralph Lauren reinan en la semana de la moda recuperando sus raíces
Corrían los primeros noventa cuando una diseñadora americana, de nombre Donna Karan, revolucionó el sector con una idea simple pero efectiva: el armario cápsula. Prendas básicas que, combinadas de distintas formas, creaban estilismos aptos para cualquier circunstancia. Eran los tiempos de la ascensión de las primeras mujeres a puestos ejecutivos, y su propuesta, con chaquetas masculinas y trajes sastre, caló en esa generación de neoyorquinas que no sólo tenían que ser poderosas, también necesitaban parecerlo.
Hace unos meses, Donna Karan decidió retirarse de la moda y mantener únicamente a flote su marca más joven y asequible, DKNY. La dirección creativa ahora está en manos del joven dúo Public School, semidesconocidos en Europa pero considerados la gran promesa de la moda americana. Ahora sabemos por qué. En su debut al frente de DKNY el miércoles de la semana pasada en Nueva York decidieron volver a los orígenes de la enseña y exploraron las clásicas chaquetas de raya diplomática, los zapatos Oxford y los vestidos sastre hasta convertirlos en una apuesta contemporánea. Una colección en negro, blanco y gris que marca el principio de un futuro prometedor. Tras varios años coqueteando con la tendencia deportiva, DKNY vuelve a sus inicios de ejecutivas y directivas para escribir su porvenir.
Algo parecido hicieron Jason Wu en Boss y Francisco Costa en Calvin Klein. El primero jugó con los abrigos rectos deconstruidos, los flecos y las transparencias para modernizar un atuendo de base sobria. El segundo firmó una de las mejores colecciones de la semana, explotando el minimalismo que encumbró a Calvin Klein en los noventa y recuperando la importancia del color nude en sus colecciones. Es curioso que, en una semana plagada de nuevos nombres y de innumerables desfiles, destaquen las firmas más clásicas y típicamente americanas; el minimalismo de Calvin Klein, el power dressing de DKNY y la sencillez de raigambre tradicional de Ralph Lauren. En estos días de desfiles marcados por la corrección, ellos, mirando a su herencia, fueron los que ofrecieron propuestas realmente novedosas (y comerciales).
Por lo demás, Marc Jacobs demostró que él es la estrella de esta industria. Como viene siendo habitual, fue el último en desfilar. Y ahora que su marca menor, Marc by Marc Jacobs, echó el cierre hace unos meses, tenía que demostrar que su fama no está en horas bajas. Por eso congregó a prensa y celebridades en el cine Ziegfield del Upper West Side y recreó el estreno de una película de serie b. Las modelos pisaban una alfombra roja rodeada de fotógrafos mientras los asistentes las veían llegar a través de la pantalla del cine. La cantante Beth Ditto cerraba el espectáculo disfrazada de antigua diva de Hollywood. La colección desprendía ese maximalismo al que Jacobs nos tiene acostumbrados: lentejuelas, hombreras, estampados iconoclastas, banderas y guiños a Warhol. Si alguien sabe cómo lograr que una colección se grabe en la retina del público (y se convierta así en un imprescindible de blogs y eventos) es Jacobs; el animal comercial está más vivo que nunca.
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