En Silicon Valley manda el espectáculo

En Estados Unidos todo es grande. Cuando se refieren a alguna obra o monumento, siempre añaden cuánto costó su creación. En Silicon Valley la competencia por superar al vecino no tiene fin. No solo compiten en extensión de sus oficinas o número de empleados. Hay una pelea mayor que demuestra poderío.

Las conferencias de las grandes tecnológicas cobran tintes de espectáculo de masas. Apple, Facebook y Google congregan cada año a los desarrolladores que usan sus servicios en diferentes espacios de la ciudad. Intel, el veterano fabricante de chips, también tiene esta costumbre. Solo que van un paso más allá, el año pasado la fiesta de cierre la amenizó Weezer, reconocidos por sus baladas roqueras. El anterior, Counting Crows, autores de bandas sonoras pegadizas, a los que presentaron como “un pequeño grupo local”.

Cualquier comparación se queda pequeña frente a dos empresas de gran calado en Silicon Valley. Oracle y Salesforce, dos firmas especializadas en hacer negocios en la nube, compiten por la cartera de clientes, la tecnología y la demostración de poder en estos eventos. Los artistas invitados de Oracle el año pasado fueron Aerosmith y Macklemore. Este año, Elton John y Beck, en Treasure Island, una isla a mitad de camino entre San Francisco y Oakland.

Dreamforce, como se llama el encuentro que se celebra durante toda la semana, es el evento de Salesforce. Su fundador y consejero delegado, Mark Benioff, es conocido por ofrecer generosas donaciones. Dos hospitales infantiles de la zona llevan su nombre. El año pasado cerraron la plaza del Ayuntamiento para la actuación de Bruno Mars. Este jueves será el turno de los Foo Fighters, en el muelle. Al lado del mismo está atracado el Dreamboat, un barco de crucero que van a utilizar para aliviar las carencias de alojamiento de San Francisco. La ciudad es incapaz de absorber los 150.000 asistentes que pagan 1.500 dólares cada uno por ser parte de la conferencia.