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Columna
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El aro

Tomarle la temperatura a los mercados es como tomársela a un lagarto

Juan José Millás

El paso del sentido literal al figurado se produce a través de túneles mentales que comunican dimensiones diferentes. Dice Stephen Hawking que si se hallara el modo de entrar en un agujero negro se llegaría a otro sitio, aunque no se podría volver. Por eso hay mucha gente que se queda en el sentido figurado, o en el literal. Lo difícil es ir del uno al otro sin perder los átomos ni la sindéresis. Cuando los expertos aseguran que “los mercados están hipocondríacos” hablan en sentido figurado. Los mercados no son autoconscientes, son cabrones (en el sentido figurado también), porque para ser autoconsciente y cabrón en el sentido literal hay que tener consciencia (y quizá conciencia).

El problema es cuando tratan de vendernos el sentido figurado por el literal, como cuando atribuyen a los mercados cualidades humanas al modo en el que los griegos proyectaban sobre los dioses sus debilidades. De acuerdo en que los mercados sean dioses (incluso en el sentido literal), pero los enfermos son quienes se pasan la vida poniéndoles el termómetro. Tomarle la temperatura a los mercados es como tomársela a un lagarto. Ahora bien, mientras atendemos al lagarto figurado desatendemos al literal que manipula la Bolsa para que suba o baje.

El dinero se pasa la vida viajando a través de agujeros negros. Entra por aquí en forma de euros y sale por allí en forma de decreto ley. O de privatización. Ni la astrofísica ni la economía han hallado una explicación razonable a las divisas paralelas. Hawking dice que a él, por ahora, no se le ocurriría meterse en un agujero negro. A nosotros tampoco. Bastante tenemos con que nos hagan pasar por el aro de la literalidad o del sentido figurado, que es como comulgar con ruedas de molino.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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