Making Africa: diseño presente para construir futuro
Por Beatriz Leal Riesco (Crítica, comisaria e investigadora especializada en arte africano y programadora del African Film Festival de Nueva York)
Salvo contadas excepciones, el diseño africano ha tenido escasa representación en exposiciones y museos internacionales. El interés mostrado por el Museum of Arts and Design (MAD) de Nueva York en el año 2010, excepcional y pionero, reunió en The Global Africa Project a más de 100 creadores africanos, convirtiéndose en la primera exposición del museo centrada en una sola región. África, a pesar de su diversidad y su crecimiento económico y poblacional imparable, continúa siendo aprehendida en su conjunto en un primer momento para, acto seguido, deconstruirse a través de explicaciones de especialistas, agentes culturales y obras de arte singulares.
Es el caso que nos ocupa, Making Africa. A Continent of Contemporary Design, una ambiciosa muestra forjada durante cuatro años, más de 120 artistas, colectivos, diseñadores, arquitectos, galeristas y comisarios comparten sus ideas, visiones y propuestas sobre el diseño en el África actual. Y a través de él, de su sociedad. Según su comisaria Amelie Klein, uno de sus objetivos primordiales era huir de "esas exposiciones habituales [que] con objetos de artesanía, diseño humanitario y basado en el reciclaje reproducen la imagen de un continente fallido".
En opinión de Azu Nwagobgu, director fundador del African Artists' Foundation (AFF) de Lagos y participante en Making Africa: "Sobre África, existe una presencia mínima de narrativas que incluyen la naturaleza amplia de la experiencia humana. Ficción, fantasía, amor, familia, movilidad social e innovación, suelen estar ausentes". Su efecto, añade, es el de "mantener un ciclo vicioso de producción no clarificadora que se auto-perpetúa". En este sentido, "cambiar las percepciones así como el modo en el que vemos y recibimos información es esencial. Sostengo además que el diseño es la herramienta más poderosa para hacer evolucionar y crear una cultura nueva".
Abierta al público hasta el 13 de septiembre en el alemán Vitra Museum, la exposición viajará hasta el 2019 por diferentes instituciones europeas, demostrando cómo se está revirtiendo el desinterés hacia la creación africana. La propia organización es un ejemplo del momento dulce que vive el continente en el panorama artístico internacional al reunir a dos pesos pesados: el mítico Vitra Museum de diseño y el Guggenheim de Bilbao. En otoño, Making Africa será acogida en el icónico edificio de Frank Gehry bilbaíno, fondeando en el CCCB barcelonés meses después.
Entre las virtudes de la exposición se halla su espíritu colaborativo de base, así como la voluntad de otorgar la palabra a los actores implicados, logros preservados en todos sus estadios de elaboración. Tal y como se recoge en su flamante catálogo, para un inventario de esta amplitud, la investigación in situ se convirtió en determinante. Un total de 18 meses de aviones y reuniones intensas de Klein con artistas, diseñadores, académicos y expertos en Johannesburgo, Nairobi, El Cairo, Lagos y Dakar y otras regiones, permitieron involucrar a numerosos individuos y grupos, demostrando la interconexión y diálogo que caracterizan a nuestro siglo. Muchas de las obras que, por primera vez, se presentan al público así como fragmentos de enriquecedoras conversaciones nacieron de estos talleres y encuentros, cuyo resultado se concreta en la exposición final.
La sección titulada Prólogo da la bienvenida al visitante con tres pantallas enmarcando la sala y veinte entrevistas proyectadas en bucle. Las voces de profesionales y teóricos de todo tipo nos adentran en una cacofonía lingüística obligándonos a reflexionar sobre nociones preconcebidas del continente y sus gentes. Como alternativa se nos ofrece una perspectiva nueva sobre la creatividad contemporánea africana. C-Stunners, una serie de 16 esculturas de gafas realizadas con materiales encontrados por el artista keniata Cyrus Kabiru, cuestiona quién sea el sujeto de la mirada y propone otras miradas posibles del mundo, subvirtiendo la representación parcial habitual de África, tanto en su vertiente negativa como positiva. El diseño de información se alza en las obras agrupadas como un arma poderosa para transformar nuestra manera de ver y derribar clichés. Los mapas de Alkebu-Lan 1260 AH de Nikolay Cyons y la infografía The True Size of Africa de Kai Krause devuelven al continente su verdadero tamaño (literal y figurado) y lo purgan de herencias coloniales.
Las litografías de Kudzanai Chiurai, las del co-fundador del magazine sudafricano Bitterkomix Anton Kannemayer y los retratos de Justin Dingwall Albus, reflexionan sobre conceptos como raza, poder, corrupción y belleza a través del humor y de trastocar representaciones iconográficas tradicionales. África se conjuga en plural, es contradictoria, fragmentaria e incompleta. De esta diversidad incómoda surgen posibilidades ilimitadas de acercamiento para el espectador.
Conceptos tales como aspirar, colaborar, consumir, digital, estilo, función, globalización, hacer, identidad, informal, inspirar, multidisciplinario, pertenencia, política, red, reciclar o sostenible componen el vocabulario que el nigeriano Okwui Enwezor, comisario asesor, llama a reformular y recrear en nuestro recorrido por la exposición. Con una trayectoria personal sobresaliente, el director de la 56 Bienal de arte de Venecia y de la Haus der Kunst de Múnich, medita en sintonía con la filosofía fundacional de Nka, revista sobre arte africano de referencia creada en 1994. En el idioma igbo del este de Nigeria, nka significa hacer, inventar y también arte. En el basaa de Camerún, alude al discurso.
En esta línea de crear un discurso nuevo, se basan las sugerentes reflexiones recogidas en la exposición y en el catálogo de más de 300 páginas que la acompaña. A todo color y con una labor de diseño destacable, el catálogo de título homónimo a la exposición se alza como prueba de la importancia de crear un archivo perdurable en bibliotecas y museos que legitime la práctica y teoría ligadas a África. Irónico e incisivo, Enwezor afirma: "El futuro pertenece a África, ya que parece que ha sido superado en el resto del mundo".
De construir un futuro, habitar el presente y del sentido de pertenencia de individuos a un determinado grupo trata la siguiente parte de Making Africa, I and We. La preeminencia del diseño social es tangible en el uso crítico de Internet de la juventud africana actual. Nietos de la generación que celebraba las independencias, estos hombres y mujeres se han lanzado a reformular las modas globales con la confianza propia de la clase media urbana. Los retratos de Héctor Mediavilla de los Sapeurs congoleños o la escena heavy-metal de Botswana documentada por Daniele Tamagni, testimonian formas culturales únicas. La adhesión a la modernidad de la juventud urbana retratada por Malick Sidibé, Jean Depará y Seydou Keïta y visible en la moda, la música y el estilo como marca de pertenencia social en los años 50, 60 y 70, ha sido reemplazada por una explosión de blogs entre los que destaca Chomma del fotógrafo sudafricano Jody Brand, plataformas online, vídeos, magazines como Ovation y fotógrafos que atestiguan el empuje de la vida urbana africana como el senegalés Omar Victor Diop en su serie Diaspora.
Rebatiendo las barreras de género y los estándares de belleza se alza The Modern Evolution Suit de Alafuro Sikoki o las joyas senegalesas de MISWudé fotografiadas por Patrice Monteiro en la serie Waxology mientras un grupo amplio de creadores rebaten tradiciones heredadas con peinados y colecciones de ropa. Las instalaciones y vídeos de Wangechi Mutu en The End of eating everything merece un alto en el camino por la fuerza de su comentario desesperanzado sobre la humanidad. El monstruo en forma de medusa interpretado por la cantante americana Santigold que lo protagoniza, suspendido en un espacio post-apocalíptico, simboliza el final de nuestro planeta a causa del consumo insaciable de nuestra sociedad.
La tercera parte, bajo el rótulo Space and Object, sitúa a la ciudad como eje central. No hay duda de que el siglo XXI será el gran siglo urbano. Con una población mundial que rondará los 9.300 millones en el 2050, se estima que el 65-70% hará de las ciudades su residencia permanente. Estos núcleos de modernidad estarán interconectados, determinando el modo en el que los flujos económicos, la cultura y los valores circulen a escala planetaria. Que en 2012 se registrasen 650 millones de móviles en África, superando a Europa y EE.UU., sitúa a los africanos como sujetos activos de una revolución ligada a la tecnología. Citando a Edgar Pieterse, director del African Centre for Cities en la Universidad de Ciudad el Cabo y uno de los asesores de este proyecto: "El mundo será multi-dimensional y multi-céntrico". Y añade: "Las ciudades serán puntos nodales de una multiplicidad de procesos de intercambio y comunicación". Las respuestas de una generación de diseñadores y artistas a los problemas y retos que presentan estas metrópolis y ciudades pequeñas es crucial. El crecimiento urbano constante e informal tiene un impacto directo en la vida de sus residentes, desencadenando soluciones creativas basadas en la escasez de recursos y en la falta de actuación de unos gobiernos raquíticos.
Junto a artistas obligados como Kader Attia o David Adjaye, habituales en el imaginario artístico africano ligado a lo urbano, los fotógrafos Guy Tillim, Mikhael Subotzky y Patrick Waterhouse se adentran en asentamientos informales creando espacios íntimos y los artistas Meschac Gaba y J.D. 'Okhai Ojeikere se basan en monumentos megalómanos de filiación europea para sus elaboradas pelucas o peinados. La variedad de muebles, ropa, esculturas, edificios, desarrollos urbanos, videojuegos y aplicaciones de móvil dando respuesta a necesidades de aquellos afincados en ciudades a largo de todo el continente, desafían nuestro conocimiento de África.
El sistema de banca móvil M-Pesa; una impresora 3-D fabricada con materiales descartados en Togo; Map Kibera, una impresionante cartografía digital del asentamientos informal más grande de Nairobi; el egipcio HarassMap que denuncia y localiza agresiones sexuales; el BRCK, una cajita que ha revolucionado el concepto de conexión a internet, o el sistema de mensajería móvil FrontlineSMS que monitorizó las elecciones nigerianas en 2007, son algunos de los usos que empresarios y activistas han hecho de las nuevas tecnologías. En palabras de Avinash Rajagopal y Vera Sacchetti, cofundadores de la consultora de diseño Superscript: "Los africanos están enseñando al mundo un par de cosas sobre cómo enfrentarse a la escasez, la desigualdad y la injusticia", por lo que no parece extravagante declarar que "un día la era digital será africana".
Making Africa se completa con "Origin and Future", definido por los propios organizadores como "un tour a través de la historia pre-colonial del continente africano que extiende sus visiones al futuro". Esta afirmación es palpable en la colección Birds of Paradise del diseñador Duro Olowu o en la página web de un músico franco-congoleño por el director de arte Pierre-Christophe Gam Taali M. El efecto imperecedero del colonialismo a través de cultura material como el paño holandés (Dutch wax) se ha difundido hasta límites insospechados, convirtiéndose en firma del artista africano contemporáneo por antonomasia. Lo encontramos en las obras de Yinka Shonibare, en las colecciones y montajes fotográficos del modisto Ikiré Jones y en tantos otros artistas exudando heterogeneidad. La huella de la dominación colonial y sus efectos guían el Mandela Poster Project Collective, un proyecto altruista nacido para celebrar los 95 años de Madiba, y son el punto de partida de los tronos de armas mozambiqueño Gonçalo Mabunda cuya misión última es denunciar la guerra interminable de su país.
La mirada al futuro se completa con especulaciones ambivalentes, deseos utópicos y reflexiones críticas que engendran una miríada de visiones personales materializadas en cómics, películas, ropa, fotografía e instalaciones, donde la ciencia ficción, el surrealismo extremo y el humor radical son instrumentos destacados de trabajo.
El magazín pulp Jungle Jim creado por la directora Jenna Bass y Hannes Bernard; los tapices de Athi-Patra Ruga The Future White Women of Azania Saga; olos cortometrajes Afronauts(Frances Bodomo) y Pumzi (Wanuri Kahiu) son arquetípicos de una tendencia que se asoma al futuro con autocrítica, empeño y confianza sin temer recurrir a elementos populares compartidos mundialmente. En este empeño, las mujeres son protagonistas indiscutibles.
Según el curador belga Jan Boelen, "el diseñador ya no es un creador todopoderoso, sino parte de una red de comunidades de constructores sociales que ponen por delante del beneficio y la forma valores sociales, cualidad y contenido. En otras palabras: no el mundo del diseño, sino el diseño del mundo es lo que debería estar en juego".
Con este nuevo paradigma en mente, el sugerente concepto del "maker-hacker" propuesto por algunos autores y ejercitado por muchos diseñadores en África, supera la limitación y jerarquía entre lo artesanal y lo artístico, poniendo énfasis en la agencia del individuo con ideas originales y empuje para superar obstáculos. Quizás sea éste el hilo fundamental que conecte toda la exposición.
Por su parte, Koyo Kouoh, fundadora y directora artística de Raw Material Company, un centro para el arte, el conocimiento y la sociedad de Dakar, lo tiene claro: "el diseño social debe ir más allá de objetos y edificios y producir vida en sí misma, que es el material de diseño por antonomasia al alcance de cada uno de nosotros". Después de acercarse a ver Making African no hay duda: se trata de poner el diseño al servicio de la vida y la sociedad si queremos optar a un futuro.
(*) Making Africa. Abierta al público hasta el 13 de septiembre en el alemán Vitra Museum. En otoño, en el Guggenheim de Bilbao y meses después en el CCCB barcelonés.
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