_
_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pasado presente

El 29 de julio los fantasmas del pasado se reunieron en el Ministerio del Interior

 El pasado casi siempre vuelve y suele perseguir de forma implacable a quien ha sido protagonista directo de él y más si nunca ha roto con lo que fue.

Este mes se cumplen 12 años del día en que José María Aznar reunió en La Moncloa a Rodrigo Rato, Ángel Acebes, Mariano Rajoy y Javier Arenas. Su dedo juguetón se paró en Rajoy y le señaló como sucesor. Con el tiempo, Acebes, abrasado por la gestión del 11-M, abandonó la política y se dedicó a ganar dinero y Rato, el hombre que pudo gobernar, se convirtió en icono tóxico de una época. Sabemos ahora que en aquellos días felices de poder absoluto, el PP estaba en plena actividad de lo que años después hemos conocido como trama Gürtel y que tanto les persigue mucho tiempo después.

Ahora Rajoy es presidente y Arenas se mantiene como albacea de esa herencia que les lastra en forma de sumarios y de personajes con los que han compartido todo, incluida la complicidad que da el poder. Sin apenas darnos cuenta, desde hace más de treinta años, la política española es lo que ocurre entre declaración y declaración de Arenas y entre cargo y cargo de Rajoy. Este 29 de julio los fantasmas del pasado se reunieron en el Ministerio del Interior. Fue el regreso de un pasado que aún sigue presente, la vuelta a un despacho oficial de quien fue rival de Rajoy para la candidatura a La Moncloa. El otro protagonista era Jorge Fernández, que desde hace 20 años es fiel mano derecha del ahora presidente. Ambos ya habían coincidido en el Gobierno de Aznar en los días felices, como vicepresidente y secretario de Estado, respectivamente, y ya se sabe que lo que el poder unió no lo separa ningún juez. Todo sea por los viejos tiempos que nunca se han ido.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Hace unos días, los cuatro vicesecretarios del PP que nombró Rajoy para renovar el partido —Andrea Levy, Fernando Martínez Maíllo, Pablo Casado y Javier Maroto— intercambiaron whastapps en el grupo que comparten confesando que no conocen a Rato, que nunca han coincidido con él y que les importa poco el personaje. Pero son conscientes de que su problema es que a su pesar serán herederos y presos de esa historia mientras su líder y candidato pertenezca a ese pasado al que el PP no renuncia. Y, además, Javier Arenas es el preceptor de este “nuevo” PP.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_