Enric Miralles tres lustros después
Hace tres lustros, en un día como hoy, se murió Enric Miralles. Pocos días después fue enterrado en una de sus inolvidables obras, el Cementerio de Igualada. Fuimos muchos los que nos congregamos en aquel extraño camposanto con más aspecto de camino y bosque enterrado que de lugar para los muertos. Fuimos muchos los que creímos que lo más prometedor de la arquitectura española quedaba enterrado allí.
Durante estos años, hemos visto que referencias empleadas por Miralles se asentaban en el vocabulario de la nueva arquitectura: la desnudez, los edificios inacabados, la convivencia con el pasado, los inmuebles reparados, las ciudades reconstruidas –en lugar de planificadas- y los edificios como lugares, con consideraciones más topográficas que geométricas, apelando a otros sentidos. La arquitectura de Miralles (Miralles/Pinós al principio y Miralles/Tagiablue (EMBT) después) escapó siempre a las fotografías. Porque, como los proyectistas clásicos, Miralles se propuso siempre el ambicioso objetivo de repensar el mundo.
Como homenaje, como recuerdo y como agradecimiento a todo lo que aprendí de él -y sigo aprendiendo cuando visito sus edificios- quisiera resumir lo que considero la aportación de Enric Miralles a la arquitectura, y a los arquitectos, hasta que murió, con 46 años, el 3 de julio del año 2.000.
1-INTENSIDAD: Enric les pedía a los proyectos intensidad suficiente para no aburrirse. Es evidente que lejos de ser un capricho era un indicativo de su nivel de autoexigencia.
La intensidad es lo que hace que, cuando se diseña un mercado, más allá de imaginar el convento que una vez existió en ese mismo lugar, uno sea capaz de adelantar las relaciones que se darán entre las personas que lleguen a la nueva plaza. Es la intensidad lo que permite imaginar cómo, en medio del duelo por un ser querido, una persona puede distraerse y tener un instante de paz perdiendo la mirada en un cementerio enterrado por la vegetación que le hará pensar más en el ciclo de la vida que en la muerte de quien lo ha llevado hasta allí.
La intensidad que enreda y distrae los proyectos, también los asienta, multiplica su uso, los hace permanecer en el tiempo. Pero también renacer en él.
2-MOVIMIENTO: Conocí a Enric siendo una recién licenciada ignorante a la que, tras estudiar en Chicago, le habían encargado un libro sobre la nueva arquitectura española. Corrían los años preolímpicos y lo que hacía Enric, entonces con Pinós, era sin duda lo nuevo. Lo primero que me explicó Enric es que trabajaba en proyectos con MOVIMIENTO. Dijo que sus proyectos consistían en “movimiento de suelos y de techos”. Yo sabía muy poco pero intuía que la arquitectura era, por lo menos, estable hasta que él me desengañó: “La permanencia es contraria a la existencia”. “Cualquier construcción que ha sido capaz de sobrevivir al paso del tiempo es, por definición, una continua transformación”.
Cubiertas en Parets
3-UN MUNDO A MEDIDA: Mucha gente no sabe que detrás de los primeros collages de Enric había fotos que no le servían para explicar los proyectos, por eso las recortaba y hacía composiciones. Eso es así porque la suya era una arquitectura difícil de contener en una imagen. Lo decía al principio, más paisaje que edificio, un lugar que, como tal, necesitaba una representación distinta de la tradicional. Enric Granell ha hablado del “shock de los dibujos” que comprendían a la vez planta y sección. Y que eran casi imposibles de entender.
4- ARQUITECTURA EXTENSIVA: “Lo importante queda fuera del proyecto”, me dijo Miralles, cuya obra rompía el perímetro del edificio clásico. Rechazó la arquitectura como objeto y tuvo la ambición de extenderla, de relacionarla, de arraigarla.
“El lugar es la precisión a la que te agarras. Con el paso del tiempo los proyectos tienden a independizarse y a no agotarse en un sitio concreto. Sería un desastre que un proyecto bien ubicado se agotara allí”.
5-RIESGO: Como cualquier creador que toma decisiones, Miralles arriesgó. No todos sus proyectos fueron comprendidos, no todos igualmente valorados. Las pérgolas de la Avenida Icaria sufrieron críticas de los ciudadanos y de los arquitectos. Despertaron muchas dudas pero hoy se han convertido en una marca (o una cicatriz) en el barrio. Es lógico que en todos los proyectos Miralles no lograra la misma intensidad. Es imposible reinventar el mundo a diario.
Cubiertas Nova Icaria
6-ARQUITECTURA DE USO MÁS QUE DE IMPACTO: El interior de los inmuebles proyectados por Miralles y su estudio parece un eco de su propia casa. Es un lugar que se reinventa. Que habla del pasado y de la vida de sus habitantes. Una arquitectura en precario, entre andamios, hilvanada. Esa atmósfera inacabada (que descuidaba alicatados o descubría desconchados) admitía un cable como lámpara y dos hierros como estantería. Y ese ingenio se traducía siempre en frescura e imaginación. Nunca en falta de medios.
“Construir no es el punto final en casi ningún trabajo. Es el principio. La sensación de obra inacabada imprime vitalidad, modestia. Los lugares existen para ser devorados”. Su arquitectura estaba pensada para que el tiempo la gastase. Para evitar el deterioro sabiendo envejecer.
Casa en La Clota
7-CONDICIÓN DE PUENTE. Enlace entre pasado y futuro Entre otras arquitecturas. Enric Miralles no entendía las dicotomías en arquitectura. Decía que no había edificios del pasado ni actuales. “Si han llegado hasta hoy son actuales”. Y creía que la mejor manera de construir era teniendo la arquitectura en la cabeza.
“Hay un momento en que tienes toda la arquitectura delante de ti. Luego poco a poco vas teniendo lo que tú haces. Nuestro trabajo sin teorías predeterminadas, sin afirmaciones apriorísticas. Andar errando. En mi trabajo existe una traslación de unos proyectos a otros, como si la búsqueda se produjese simultáneamente en varios territorios”.
“La arquitectura que copia no tendrá nunca la fuerza de lo que copió. Por eso no se trata de copiar, sino de incorporar, de asimilar”. “Se aprende por repetición, por absorción o por incorporación”.
Alvar Aalto. Casa experimental del arquitecto en Muratsalo
8-EL ESPACIO INTERMEDIO: Heredero de Louis Kahn, y su casa Fisher en Hatboro, Pensilvania, y de Alison y Peter Smithson, Miralles aprendió de proyectistas cuya obra está tan repleta de ideas que se convierten en profesores de quien esté dispuesto a aprender. Heredado de esos maestros lejano y cercanos, el espacio intermedio, que no está ni dentro ni fuera, que rompe las secciones, que escapa los nombres era uno de sus recursos favoritos para crear rincones, algo que se les escapó a muchos maestros modernos.
Casa Fisher de Louis Kahn
Parlamento escocés
9- NO EXISTE LA TABULA RASA: Nunca se parte de cero. Cualquier proyecto se descubre no a partir de un problema concreto sino a partir de una serie de variantes. Eso es el futuro y el pasado también: todo lo que pudo ser, todo lo que puede ser.
“La ruina es un proceso paralelo a la construcción. Lo que ha conseguido llegar hasta hoy es actual”. Esta manera de entender y asumir lo que llegó antes que él convirtió a Miralles en autor de un urbanismo hecho a capas, topográfico, como el que realizó alrededor del mercado de Santa Caterina, en Barcelona.
10- UN LEGADO INDISCUTIBLE: “Es necesaria la duda para actuar con decisión. Para hacerlo con intensidad hay que atreverse. Y dedicarse. El experimento está ligado a la duración de tu vida, no a la duración de tus edificios”.
Homenaje de Stepienybarno
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