Perfume
Se ha producido un nombramiento de tertulianos, que es la única lección asumida por el PP de los emergentes
Cuando Grenouille, el protagonista de El perfume de Süskind, crea un “un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara”, lo que pretendía era transformar la vida de los hombres a través de la cosmética. Se anticipaba a la televisión, que es el lugar en el que los que líderes atraen para sí el amor de la audiencia, y en su trabajo había un ejercicio de superación política que define estos tiempos: seducir a través del olor, de Pablo Casado, de la bicicleta, del metro. Así se entiende que Pablo Iglesias haya cambiado la indignación por el talante; van a por el PSOE en serio: les quieren robar la sonrisa, lo más profundo ideológicamente que tienen ahora mismo en Ferraz. Podemos cambia la foto de marca de Iglesias, con los mechones saliéndosele de la coleta y la mirada rabiosa, tipo “a mí no me la dan con queso”, por una en la que sonríe mirando hacia un lado, tipo “ya me la dieron”. Se trata del perfume (“curvó un poco la comisura de los labios, como lo había visto hacer a los hombres cuando sonreían”) y con él se quiere relajar al votante. Del Rey la campechanía, de Zapatero el talante, de Monedero el amor. Ni siquiera el PP, tan marchito por el carácter decimonónico de su líder (ha preguntado qué es El Intermedio, cuánto cuesta viajar a Wyoming y por qué no hay carta de ajuste) deja de lado las nuevas obligaciones contractuales. No se promueven solo cargos gestores sino tipos expertos en comunicación y juventud, y tesoro. Gente con charm, le habrá dicho un gurú, para luego rectificar ante la alarma del líder: con donaire. O sea que se ha producido un nombramiento de tertulianos, que es la única lección asumida por el PP de los emergentes: la comercialización de las ideas. Sin embargo Levy y Casado repiten punto por punto el mensaje de Fraga (los “socialextremistas”) o Mayor Oreja, que ya consideraba al PSOE la “izquierda radical” antes de que Rajoy investigase sobre sus orígenes y decidiese que izquierda radical era todo lo que no estaba en el PP. Süskind decía que quien dominaba los olores dominaba el corazón de los hombres. Una presentadora de TVE acaba de preguntar si Iglesias huele bien, como si se estuviese pensando el voto. A Bush Chávez lo distinguía por el olor a azufre (“aquí estuvo el demonio”) como Woody Allen a Billy Cristal. La Asociación Nacional del Perfume, harta, ha dicho que lo cosmético no es algo frívolo ni carente de valor. Van a ser los que más se jueguen en las elecciones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.