El ‘gran hermano’ de los Emiratos Árabes

Hace unos meses la prensa local se vanagloriaba de que en Dubái la gente era extremadamente honrada. Una cámara oculta había filmado cómo un hombre trajeado dejaba caer su cartera en varios lugares de la ciudad y en todas las ocasiones alguien se la devolvía, algo que no pasaba en otras partes del mundo (en Madrid, por ejemplo, sólo ocurrió en 2 de cada 12 veces). No era un truco publicitario. Cualquiera que visite el emirato se sorprende al ver la tranquilidad con que se dejan llaves, móviles o bolsos en los lugares públicos.

¿Cuál es el secreto? Los autores del vídeo no entraban en detalles. Pero dada la diversidad de origen de quienes viven aquí (200 nacionalidades distintas, según las autoridades) queda descartado un gen específico. Tampoco cabe achacarlo al castigo. En la federación de Emiratos Árabes Unidos, de la que Dubái forma parte, no se corta la mano a los ladrones (reincidentes) como sucede en la vecina Arabia Saudí.

Tal vez tenga que ver con la abundancia de cámaras de seguridad. En cualquier dirección que uno mire encuentra uno de esos inquietantes ojos de cristal capaces de recoger imágenes en 360 grados. Por ley, los establecimientos comerciales, instituciones financieras y, desde el año pasado, edificios de viviendas y oficinas tienen que equipar sus vestíbulos, recepciones, ascensores y salidas de emergencia con circuitos cerrados de televisión y guardar la grabación al menos 31 días.

Ese control alcanza un grado superlativo en Abu Dhabi, el mayor de los emiratos, donde según el portal Middle East Eye se ha instalado un sistema de vigilancia civil que “observa a cada persona desde el momento que sale de su casa hasta que regresa”. Solo así se explica la celeridad con que la policía detuvo a la asesina del niqab. A pesar de que esa prenda solo dejaba al descubierto sus ojos, las cámaras del CCTV del centro comercial, primero, y las de la calle, después, permitieron trazar su camino de regreso a casa. En un nuevo paso hacia el control total, Abu Dhabi ha anunciado planes para instalar cámaras en los taxis. Del derecho a la intimidad, ni se habla.